El Partido Popular tiene un problema

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07 mayo 2007

El presunto caso de abuso de poder dentro del actual equipo de Gobierno del PP es un grave problema que debe afrontar Vicente Aroca y toda su candidatura. El aspirante a alcalde tiene que desmarcarse inmediatamente de la dudosa actuación de Daniel Parreño que, pese a no aspirar a la reelección, ha sido compañero de Aroca y hombre clave en las dos últimas legislaturas del Partido Popular en La Roda.

Ante estas informaciones, de las que ya se han hecho eco algunos medios de comunicación a nivel provincial, el «nuevo» PP tiene dos opciones: liarse la manta a la cabeza y apoyar incondicionalmente a un concejal presuntamente proclive a corromperse o rechazar y condenar su actitud, que, sin duda, carece de la ética, de la responsabilidad y de la honestidad necesarias para representar a la ciudadaní­a de La Roda.

Aun decantándose por esta segunda opción, los niveles de credibilidad y seriedad del Partido Popular de nuestra localidad van a caer irremediablemente. Algunos de quienes históricamente se han presentado como defensores del pueblo -«Siempre por La Roda» era su último lema en las elecciones de 2003- parece que ahora defienden sus intereses económicos particulares por encima y a costa del interés general. Esto es, al menos, lo que presuntamente ha intentado hacer Daniel Parreño desarrollando «una práctica consistente en el aprovechamiento de su cargo en beneficio económico propio, en lugar de defender el interés general». Muy parecido a la definición del término corrupción.

La actitud del todaví­a concejal es, indudablemente, de una gravedad extraordinaria. Sin embargo, pensar por ello que todo el Partido Popular está corrompido y que ésta es una práctica habitual en el Ayuntamiento no parece que sea lo correcto. Sixto González, en sus 20 años en la alcaldí­a, ha dado muestras inequí­vocas de una honestidad y transparencia que muchos quisieran para sí­. El todaví­a alcalde, pese a equivocarse en algunas decisiones -como cualquier hijo de vecino- se ha sabido ganar con hechos un respeto considerable. Por eso, y para que este caso no empañe por completo una trayectoria notable, debe también desmarcarse de la actuación de Parreño y, aunque sólo sea simbólicamente, cesarlo de su cargo. De lo contrario, allanarí­a el camino para todos los malpensados.

De momento, ni Sixto ni nadie del Partido Popular se ha referido a este caso oscuro. Y urge, sobre todo, que lo haga Vicente Aroca que, al fin y al cabo, es quien quiere seguir dirigiendo ese Ayuntamiento cuatro años más. Es el primer gran examen que tiene que solventar el candidato, aunque no hay duda de que, haga lo que haga, Vicente Aroca y el PP tienen un problema. Y los ciudadanos merecen una explicación convincente.