CRONICA LA RODA/CENTRO CERVANTINO El pasado viernes 26 de mayo el Centro Cervantino recibió la visita de una delegación de la Comunidad Valenciana compuesta por cuatro doctores en Historia para determinar la autenticidad de unos plomos que posee dicho centro. La comisión estaba formada por el arqueólogo Javier Ros y el doctor en Historia Francisco Cisneros, rodense y miembro del Instituto de Estudios Albacetenses, además de José Aparicio Pérez que, aparte de director de la SEAN (Sección de Estudios Arqueológicos Valencianos) y de la sección de Prehistoria y Arqueología de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV), es también secretario general de la CECEL (Confederación Española de Centros de Estudios Locales), y por último, Luis Silgo Gauche, también doctor en Historia y reputado especialista arqueólogo en escritura ibérica que se encargó del examen exhaustivo de las piezas.
Los citados plomos, catalogados en nuestro centro como provenientes del yacimiento de Punta de Orley en Vall de Uxo, provincia de Castellón y adquiridos en su día por el presidente de la Fundación, Rodolfo Puertas, fueron objeto de estudio minucioso durante toda la jornada del pasado 26 de mayo por los especialistas mencionados arriba. La autenticidad de las tres piezas no se pudo determinar taxativamente pese al empeño que demostraron los investigadores que desplegaron en nuestro centro un minilaboratorio con la intención de no tener que transportar los valiosos plomos, al final del día y tomadas muestras y fotografías de ellos, quedó pendiente la dictaminación de los especialistas que prometieron expresar en breve.
La cultura metalúrgica de la Edad del Bronce valenciano que ocupa prácticamente todo este territorio, se caracteriza por la profusión de poblados establecidos siempre en altos de cerros con fácil defensa presentando además murallas de piedra. El problema del estudio íbero se iniciaba ya en su definición, puesto que el profesor Santa Olalla decía que los íberos no eran más que celtas mediterranizados por griegos, púnicos y romanos, pero fue rebatido por su colega Domingo Fletcher con la teoría de presentar estas gentes prerromanas carácterísticas propias, pasando ya el problema a ser cronológico. Una primera cronología, que ha sido llamada etapa Protoibérica y asociada a la cerámica a torno, llegaría hasta el 500 antes de Cristo cuando comienza a llegar la cerámica griega o influencia del nordeste peninsular a esta región valenciana, esta segunda etapa Ibérica Pura se prolongaría cronológicamente hasta el siglo III a.C. con las agitaciones cartaginesas en esta zona y con los ajuares metálicos muy abundantes; una tercera y última etapa sería la comprendida entre esa fecha y Augusto, en que la influencia romana se constata y la cerámica campaniense es de una calidad excelente. Posterior a Augusto ya se habla en esta zona valenciana de poblados romanizados o iberorromanos, puesto que esta cultura autóctona se va diluyendo y va siendo absorbida por el Imperio Romano.
De ser auténticos los plomos que posee la Fundación, habrían sido realizados en esa etapa intermedia o «Ibérica Pura» de que hemos hablado y, aunque no será fácil descifrar todos los signos a pesar de la extensa bibliografía con que se cuenta (entre la que destaca una obra del insigne Julio Caro Baroja: «La escritura en la España Prerromana» de la que se vale hasta Menéndez Pidal para su «Historia de España») se está en ello aunque los signos presenten la dificultad añadida de expresar a veces una letra del alfabeto y otras, una sílaba entera, por lo que se les dio el nombre en su día de grafismos semisilábicos. Habrían sido realizados por los ilercavones que son los íberos que habitaron la zona septentrional -Castellón- de la Comunidad Valenciana de hoy; al sur de éstos la zona habitada que hoy correspondería a Valencia estaría poblada por edetanos y, en la actual Alicante estarían los contestanos.
Al margen del estudio de los plomos, la delegación valenciana de eminentes profesores recorrió todo el Centro Cervantino quedando maravillados del resto de libros y piezas contenidas en él, y no sólo por el contenido cuantitativo sino, y sobre todo, por el cualitativo porque se poseen elementos de incalculable valor atendiendo a la originalidad de los mismos. Los científicos se deshicieron en felicitaciones reiteradas a Amparo Roldán por la idea de aunar todo ese magnífico contenido al bonito continente que supone «El Portazgo» y desde él se marcharon a visitar la antigua calzada romana, para aprovechar al máximo su viaje a La Roda, quedando la dirección del centro en espera de que se pronuncien, lo cual prometieron que no se dilataría.
Emilia Charco
Encargada del Museo Centro Cervantino
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