Por una integración de verdad

Etiquetas:
22 noviembre 2007

La iniciativa del Ayuntamiento de La Roda de promover una Feria Intercultural es un primer paso necesario para lograr una verdadera integración de los inmigrantes en nuestra sociedad. Lo es también para concienciar al resto de la población de lo beneficioso de este fenómeno, tanto económica como, sobre todo, culturalmente. Pero si estas jornadas no van a acompañadas de una polí­tica integral dirigida a esos aproximadamente 1.500 ciudadanos -sí­ CIUDADANOS- que hoy están completamente al margen de la vida pública no servirá de nada. De nada.

Desde hace unos años, La Roda está envuelta en un profundo proceso de cambio social. La continua llegada de inmigrantes a nuestra localidad está transformando un pueblo más o menos homogéneo en tradiciones, costumbres y creencias, en un lugar multicultural sumamente interesante. Sin embargo, y pese al trabajo de asociaciones como Cáritas y personas a tí­tulo individual, la integración es hoy poco menos que una utopí­a.

Evidentemente, para conseguirla es necesario el esfuerzo de inmigrantes, lugareños y, especialmente, partidos polí­ticos y agentes sociales. El PP ha tomado la iniciativa con esta Feria Intercultural, algo que, sin duda alguna, hay que aplaudir. Pero es necesario que esta actividad no quede en un acto de propaganda de cara a los medios oficialistas, sino que sea el inicio de una polí­tica dirigida a la cooperación, la fusión cultural y la verdadera integración. Porque el reto de toda la sociedad es conseguir algo más que la mera coexistencia pací­fica.

Los empresarios de La Roda deben jugar también un papel decisivo en este reto tan sumamente apasionante. Mientras siga habiendo casos de explotación por el hecho de ser extranjero, y las autoridades hagan la vista gorda, el proyecto de integración habrá fracasado. Mientras haya empresarios sin escrúpulos que tienen a un inmigrante más horas de las legales con un sueldo í­nfimo, obligándole incluso a trabajar domingos y festivos en fincas particulares, el nivel de dignidad de La Roda estará por los suelos.

No hay que olvidar tampoco la extraordinaria importancia de la labor de los medios de comunicación en este proceso. Es nuestra obligación desterrar de una vez por todas la relación de causalidad directa entre inmigración y delincuencia. Porque, por más que la ultraderecha lo repita, es absolutamente falso. Debemos, además, dar cabida a estas minorí­as y fomentar su libertad de expresión, que es la misma que la nuestra.

Por último, el resto de la población tiene que aceptar un espacio público plural y diverso. Un espacio público en el que no haya distinciones por el lugar de procedencia de las personas y en el que el respeto no sea la meta ni el objetivo. El respeto debe ser el camino para llegar a un pueblo verdaderamente multicultural. A ello va a contribuir la nueva asignatura de Educación para la Ciudadaní­a, que es necesaria para que los jóvenes crean en todos estos valores.

En definitiva, La Roda tiene ante sí­ un formidable reto para medir su verdadero nivel de desarrollo, que, en esencia, poco tiene que ver con el desarrollo económico o industrial del que tanto alardeamos.