Desde hace mucho tiempo, el Partido Popular de La Roda explota a la perfección un doble lenguaje de palabras bonitas que no se corresponden con las políticas que ejecuta. Por eso, el comunicado que ha enviado a los medios el Gobierno de Vicente Aroca en el que muestra su colaboración con el Foro por la Memoria para encontrar a los rodenses víctimas del fascismo internacional no tiene ningún sentido si no va acompañado de acciones concretas que honren a esas víctimas. A esos ciudadanos de La Roda que sufrieron el despotismo de un grupo de militares golpistas que se rebelaron contra el orden constitucional de la II República y llevaron a España a una guerra fratricida y una terrible dictadura; y que, además, padecieron la barbarie del fascismo internacional -cuyo apoyo tan trascendente fue para aquel caudillo- en los campos de concentración nazis.
La derecha más rancia y radical de La Roda, que el PP nunca olvida porque sus votos son de oro, mira siempre hacia otro lado cuando salen a la palestra temas como éste. Es hora de que el Ayuntamiento deje de hacerlo también. Es hora de que Vicente Aroca dé un paso al centro y rescate del olvido a cinco personas, conciudadanos suyos -a él que se le hace la boca agua cada vez que pronuncia esa palabra- que fueron secuestrados, torturados y asesinados en los campos de exterminio.
Víctimas las hubo en ambos bandos de la Guerra, sí, es cierto. Pero tras la batalla, uno de los contendientes -que se alzó con el poder totalitario sin legitimidad alguna de origen ni de ejercicio- machacó al perdedor durante más de 40 años. Y honró a sus muertos como si fueran héroes, mientras que los otros agonizaban en paredones, fosas o campos de concentración extranjeros.
El cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, que el PP local también se comprometió a aplicar y nada más se supo al respecto, es una condición indispensable a la hora de reparar el daño que el fascismo internacional causó a estas personas. Pero no parece que Aroca tenga intención política alguna de hacerlo. Si no, por ejemplo, es incomprensible que tras varios meses de obras en la esquina que va de la Miliaria a la Plaza se haya protegido como si fuera un tesoro la piedra falangista en honor al ideólogo fascista Primo de Rivera; piedra que la Ley de Memoria Histórica obliga a retirar.
Es el momento, por tanto, de que el equipo de Gobierno pase, en este y otros tantos temas, de las palabras a los hechos. Y comience a aplicar de inmediato la Ley en lo que se refiere a la eliminación de los lugares públicos de aquellas personas que participaron en el golpe de Estado de 1936, que fue la antesala del peor episodio -largo episodio- de la Historia contemporánea española. Solo con eso, si de verdad es lo que quiere, Vicente Aroca tendrá un gesto de reconocimiento a los cinco paisanos deportados a campos nazis y a los miles de rodenses víctimas indirectas del totalitarismo franquista. Debería saber el alcalde (hablemos en su lenguaje) que, aunque parezca imposible, alguno de ellos quizá también le vote.