EDITORIAL: Antonio Delgado tiene que pasar ya de las palabras a los hechos

Etiquetas: ·
07 octubre 2009

Las próximas semanas serán clave para saber si el lí­der de la oposición ha agotado definitivamente su crédito

Asegura Antonio Delgado que en el año y medio que queda de legislatura se centrará en mostrar cuál es la verdadera forma de ser y de actuar de los principales dirigentes del equipo de Gobierno del PP. Dice el lí­der socialista que pondrá de manifiesto la limitadí­sima capacidad de Vicente Aroca para gobernar; y que lo hará presentando ante la ciudadaní­a una alternativa creí­ble basada en una oposición rigurosa. Y añade que no se morderá la lengua al denunciar el control que el PP ejerce sobre la inmensa mayorí­a de medios de comunicación locales, incluida, evidentemente, la clamorosa manipulación en la radio pública.

Estamos, sin ninguna duda, ante una declaración de intenciones que apoya la inmensa mayorí­a de ciudadanos que anhela el cambio en La Roda. Pero entre esos ciudadanos -de izquierdas y votantes del PP descontentos- se extiende la duda, más que razonable, de si Antonio Delgado será capaz, por fin, de poner en práctica una bonita teorí­a. Mal ha comenzado el lí­der de la oposición anunciando que será inflexible en la exigencia de que se cumpla de una vez por todas la ley de ví­ctimas del franquismo y «olvidándose» de plantear el tema en el pleno celebrado hace unos dí­as. Delgado improvisó -en el mejor de los casos- cuando aseguró en la entrevista que llevarí­a al Pleno de septiembre el incumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica por parte Ayuntamiento de Vicente Aroca. En la peor de las suposiciones, el lí­der del PSOE mintió a los ciudadanos y sólo dejó el titular para tranquilizar a una gran parte de sus votantes y de su partido, cada vez, por cierto, más descontento con su pasotismo sobre este tema.

Por eso, es razonable dudar de si Antonio Delgado será capaz, por ejemplo, de espetar al presentador su incombustible y letal martilleo cuando esté en mitad de una entrevista en directo en uno de los medios que, con razón, considera «hostiles». O de si caerá en la cuenta de que una estrategia global de oposición no sólo consiste en dar ruedas de prensa, que pasan en la mayorí­a de los casos sin pena ni gloria.

Lamentaba el jefe de la oposición -en un análisis sumamente certero- que hoy La Roda es un pueblo sociológicamente de derechas. Es verdad que aquí­ vota al PP desde el currante más puteado por el empresario más conservador, hasta el vecino a quien le han destrozado su calle, aquel al que le han quitado los dos árboles que le daban sombra, ese al que se le inundó la casa por una obra chapucera o ese otro que sufre los continuos e insoportables malos olores. «Da igual, al fin y al cabo los muchachos del Ayuntamiento lo han hecho con buena intención». Qué argumento más lamentable. Lleva razón Antonio Delgado cuando se queja de este pasotismo y cuando denuncia que en La Roda todaví­a hay miedo a la democracia (que no sólo consiste en votar cada cuatro años; sino -entre otras muchas cosas- en ejercer la libertad de expresión, el derecho a la crí­tica polí­tica, dentro de una sociedad plural). Pero serí­a un error extraordinario que el PSOE cayera en la deriva de resignación a la que parece abocado su portavoz, a juzgar por lo que hace y no por lo que dice.

Si el ciudadano no responde y protesta después de 22 años de gobiernos de un grupo de amiguetes que han tejido una inmensa tela de araña a su alrededor hasta convertir esta villa en el reino de la superficialidad y el embuste, habrá que provocar la reacción. Si las ruedas de prensa no calan en la gente, habrá que completar la estrategia con campañas informativas, más acciones de denuncia, protestas en la calle, pancartas, carteles, publicaciones y un sinfí­n de posibilidades que, afortunadamente, nos brinda la democracia. Pero no se puede esperar más. Hay que hacerlo ya. Si Delgado define a Vicente Aroca como el alcalde de las oportunidades históricas perdidas, él es el lí­der de la oposición que más ocasiones ha tenido para provocar un verdadero cambio de tendencia en la intención de voto de la ciudadaní­a. Y todas las ha desaprovechado. Por eso es hora de que pase de las palabras a los hechos. Porque La Roda merece otro gobierno, sí­; pero también, si no cambia de rumbo, merece otra oposición más creí­ble y contundente.