Resulta bochornoso ver alardear de buena gestión económica al concejal que no fue capaz de detectar que un funcionario llevaba casi veinte años apropiándose de dinero del Ayuntamiento
Constantino Berruga es un hombre que calcula cada paso político que da, que tiene mucho cuidado con todo lo que hace y dice, y que casi nunca da palos de ciego. En ocasiones, sin embargo, se permite licencias y excesos porque gobierna en un lugar en el que todo está permitido. En un pueblo controlado desde los lejanos años ochenta por el mismo núcleo de personas, de las que muchas -afortunadamente no todas- han hecho de la mentira su arma más potente y se han agarrado a la manipulación como estrategia infalible para perpetuarse en el poder. Sobra decir que ya hay quien se encarga de moldear todo para la causa, con el fin de que la escasa oposición política esté señalada y que apenas haya medios de comunicación libres, mientras abundan los voceros, propagandistas y meapilas de toda clase. Con un terreno perfectamente abonado, de vez en cuando -últimamente bastante a menudo-, se escuchan disparates que se asumen sin rechistar: palabra de dios.
El concejal de Economía, Hacienda y Personal salió hace unos días a la palestra para anunciar bajadas de impuestos y, de paso y sin sonrojarse, proclamar la buena salud económica del Ayuntamiento en estos tiempos de crisis, provocada -como todo el mundo en La Roda sabe- única y exclusivamente por el Gobierno de España. Constantino Berruga alardeó sin parar de la «buena gestión municipal» que él mismo ha hecho en los últimos años en el terreno económico. Y los medios que controla -o sea, casi todos- han salido en tromba alabando al brillante concejal.
Habría que recordarle a Constantino Berruga que, siendo él responsable de las arcas municipales, un funcionario sustrajo 242.000 euros del Ayuntamiento, tal y como acreditó la investigación del Tribunal de Cuentas. Ese dinero desapareció sin que el edil responsable se enterase, ya que -en el mejor de los casos- cuando el funcionario se lo echaba al bolsillo, él estaba dando alguna de sus múltiples ruedas de prensa que sólo tienen como objetivo confundir a los ciudadanos. En su sentencia, el Tribunal de Cuentas admite que pudo existir una «falta de control por parte de otros órganos municipales que, con su inactividad, permitieron la acción continuada en el tiempo del demandado». Esa frase supone un durísimo varapalo para el concejal, que -ya que no ha tenido la decencia de abandonar su cargo- debería medir muchísimo más sus palabras a la hora de defender su gestión. El hecho de que ese duro golpe apenas haya tenido eco en los medios oficialistas, no le quita ni un gramo de la importancia que tiene.
Pese a que el Tribunal de Cuentas apunta igualmente que, según el demandado, «otros cargos municipales también tuvieron poder de disposición sobre los fondos no ingresados», sería ir demasiado lejos pensar que el funcionario fue un simple cabeza de turco. Evidentemente, mientras no se demuestre lo contrario, la realidad es que Constantino Berruga no ha estado directamente implicado en este presunto caso de corrupción municipal. Pero su inocencia penal no lo exonera de una responsabilidad política evidente. Por eso, resulta sumamente torpe jactarse de haber gestionado muy bien el dinero público en los últimos años, cuando parecía haberse evaporado del debate público el clamoroso error político que cometió al no controlar adecuadamente el área que gestionaba y, sobretodo, el dinero de los ciudadanos.
Si es verdad que el Ayuntamiento goza de una «buena salud económica», la razón no es la «gestión eficaz e inteligente» de nuestros gobernantes. Más bien hay que achacarla a su tacañería asombrosa a la hora de invertir. La inmensa mayoría de proyectos y obras públicas acometidas en nuestro municipio han estado financiadas tanto por el Gobierno de Zapatero -ese al que se le azuza insistentemente desde los medios locales para calmar la necesidad de criticar- como por la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. El Ejecutivo local apenas ha emprendido en solitario proyectos ambiciosos en los últimos ¡¡22 años!! Y, aún así, a nadie debería olvidársele que según los últimos datos del Ministerio de Economía, el Ayuntamiento de La Roda tiene una deuda bancaria de más de 10 millones de euros. Por eso, más le valía a Constantino Berruga ser algo más prudente a la hora de alardear; y explicar con detalle por qué los ciudadanos de La Roda deben esa cantidad de dinero y en qué se lo ha gastado el Ayuntamiento. Y, de paso, que nos detalle por qué ocurrió lo que ocurrió durante tanto tiempo sin que nadie se diese cuenta.