Carta de un profesor de Castilla-La Mancha a propósito de los recortes en Educación
Decía Marcial Marín, consejero de Educación de Castilla-La Mancha, que “estamos ante el mejor inicio de curso escolar de la historia”. “Este inicio de curso habrá más centros, más profesores, más ciclos formativos y más interinos”, proclamó a los cuatro vientos. Respecto a estos últimos, aseguró que el nuevo curso arrancaría con 350 interinos nuevos por lo que «las alarmas innecesarias que se han producido quedan apagadas y mitigadas» con la rotundidad de estos datos.
Sólo unos días después, y por si los ciudadanos no lo tenían claro, volvió a destacar la »total normalidad» del inicio del curso escolar pese a una herencia »absolutamente ruinosa». Por fin iba a empezar »el mejor y el más ambicioso curso de la historia educativa de Castilla-La Mancha».
Nada dijo el señor Marín de las llamadas que, unos días antes, se hicieron desde la conserjería a todos los centros de educación secundaria castellano-manchegos en los que se les instaba a prescindir de un cierto número de profesores. “Tú eliminas cinco”, “tú ocho” y así hasta completar los más de 200 centros de la región. Cuando Marcial Marín habló del “mejor curso de la historia” ya sabía que cientos de profesionales docentes iban a pasar a engrosar las listas del paro en pocos días. Pero de eso no dijo nada.
Ahora ya conocemos la verdad. Novecientos setenta y siete, repito, 977 profesores de educación secundaria que el año pasado por estas fechas tenían trabajo, a partir de mañana van a ser oficialmente parados. La región disfrutará en el nuevo curso de 90 profesores menos de Lengua, 100 de Matemáticas o 130 de Inglés, entre otros. Esto implica que van a dejar de impartirse unas 80.000 horas de inglés en nuestra comunidad en un solo año.
No creo que haga falta entrar en el argumento de que, en general, menos recursos implican menos calidad. Imagine esas 80.000 horas perdidas de Inglés empleadas en clases de conversación con la mitad de alumnos, tal y como se venía haciendo hasta ahora. O imaginen también a un profesor de Historia «obligado», a pesar de no ser su especialidad, a cubrir esas horas de Inglés de las que ha prescindido nuestro gobierno regional. Pues dejen de imaginar porque esas cosas ocurren. Y sí, el futuro es desolador.
Me presento, que todavía no me conocen: soy profesor, interino, y tengo mucha suerte, porque -todavía- no me ha afectado el mayor ERE de la historia castellano-manchega. Debería estar contento pero no lo estoy. Aparte del despido de mis compañeros, los profesores tendremos más problemas que nunca para desempeñar nuestro trabajo con las mejores garantías posibles. No me estoy quejando por las dos horas lectivas semanales más que nos tocan, y les aseguro que mis compañeros tampoco lo hacen. Me quejo porque los principales afectados de este ataque a la educación pública son los chavales que, día tras día, se sientan esperando la lección. Nuestros hijos, sobrinos o nietos.
Solo espero que todos los que hoy hemos conservamos el puesto de trabajo no nos conformemos y sigamos luchando porque nuestros compañeros no caigan en el olvido y, sobre todo, estemos a la altura que se merece una educación pública y de calidad. Aunque no lo parezca, esto nos afecta a todos.