- Escama que nadie pida responsabilidades a la empresa que construyó la fuente

Van a tirar la fuente de la Miliaria, monumento homenaje a los leprosos, antes de que se desmorone en una noche de viento y lluvia. Lo ha dicho el alcalde en Teleroda, por teléfono, tras una rueda de prensa del PSOE a los pies de la escombrera para obligarnos a mirar. Esa decisión, comunicada así por Vicente Aroca ,a medias de las lentejas, escondido tras el teléfono, suena a calentón.
Hace siete años la fuente de la Miliaria era un vaso circular rodeado por un anillo de césped, y como fuente que era consistía en varios chorros que echaban agua para arriba, y el paseo era un paseo, viejo pero con sabor, con unos árboles verdes y frondosos y unas farolas que no tenían forma de horca. Ramón y Cajal no era la plaza de San Marcos de Venecia pero al menos era normal. (¿A que no reparamos en lo que es normal hasta que estamos instalados en la anormalidad?).
Como entonces había dinero había que demostrarlo, y ya se sabe que dinero y conexiones neuronales ralas se manifiestan en cosas finas y de gusto: en alerones de coche, en sellos de oro, en casas de los Monster con rosetones de catedral, en Ray-Ban para los días de lluvia, en fuentes y paseos de diseño, cositas. Que vamos a hacer un paseo y una fuente nuevos. Porque sí. Lo bien que va a quedar, ya veréis.
Sixto González soñaba con despedirse de su alcaldía a lo grande, dejándonos la principal avenida del pueblo remozada, la culminación de sus veinte años de gobierno con una gran obra, ahí queda eso, y no es difícil imaginarlo junto a su concejal de Urbanismo, Eduardo Sánchez, jugando los dos a Norman Foster, revisando proyectos y planos, rechazando, sugiriendo, matizando, haciendo números, hojeando revistas de arquitectura, haciendo números otra vez, aprobando finalmente el paseo y la fuente más feos posibles. Caro y malo, además. Seis años ha durado la fuente de 150.000 euros. Sale a 24.000 euros por año. Los valencianos construyen fallas para quemarlas, nosotros fuentes para derrumbarlas.
Que la fuente no pueda ser más fea es culpa de quien la diseñó y de quienes le dieron el visto bueno (un aplauso para Sixto y Eduardo; mejor: una placa en la Miliaria para que no se olvide la machada) pero no creo que el estado de ruina en el que se encuentra el monumento sea culpa del equipo de Gobierno. No hay que olvidar que al año y medio de su inauguración la fuente ya parecía una fuente de Sarajevo.
¿No van a reclamar?
Hablamos de una obra que ha costado 150.000 euros y que antes de los dieciocho meses ya tenía grietas y desconchones. Las primeras reparaciones corrieron a cargo de la empresa encargada de construir la fuente, según comentó en su día el equipo de Gobierno. Las fuentes también tienen garantía, como las televisiones. Pero con seis años la fuente está para tirarla, luego aquellas reparaciones en garantía sirvieron de nada. “Me devuelvan el dinero, oiga”, reclamamos por mucho menos.
A día de hoy no hemos oído una sola queja del equipo de Gobierno hacia quienes ejecutaron y diseñaron la fuente, ni tenemos noticia de que vaya a pedir responsabilidades. Escama tanta indulgencia con quienes se metieron a la buchaca veinticinco millones de pesetas por vendernos una fuente de cartón piedra que además no es una fuente: es una mierda verde.