- El comentario futbolero de José Antonio F. Plaza
Ahora sí. Salvo que se retuerzan tanto las matemáticas que terminen por enderezar al ocho, a no ser que se produzca una alineación planetaria en los confines del universo, La Roda C.F. ha culminado con éxito la consecución de su ansiado objetivo: jugar otro año, por lo menos, en la categoría de bronce del laureado fútbol español. Y lo ha hecho virando rápidamente un rumbo que nos llevaba directamente hacia un bosque de iceberg. Mar en calma, pues, una vez solventado el compromiso frente a los de las Casas Colgadas. Triunfo justo por oportunidades en el área rival y, fundamentalmente, por el acierto que, de haber sido pleno, hubiera reflejado un cinco a dos en el marcador. Alegría compartida, una vez silbado el final, por los jugadores y la afición, que no encontraba el momento de marcharse del Municipal.
Ahora, con tres jornadas por delante, se cambia la finalidad y se va a optar –lo ha dicho Rojo- a quedar lo más arriba posible, para intentar competir la Copa del Rey que, si bien no representa necesariamente un aliciente puramente deportivo, si que se traduce en una conquista económica –treinta mil euros, para ser más exactos-, tan necesaria en estos tiempos tan complicados. Está bien. En cualquier caso, felicidades para todos los que han hecho posible esta gesta y ojalá que no se apee tanta gente del barco como para dejarlo indefenso y a la deriva en la próxima singladura.
Lo del Albacete Balompié corresponde al cúmulo de despropósitos en el que se han instalado los que viven más arriba, empeñados como parecen en competir por ver quien lo hace peor. El alivio, consuelo de tontos, es que Tenerife y Lugo han dejado el panorama casi idéntico y los de Gómez siguen dependiendo de sí mismos que, bien mirado, es lo más preocupante, visto lo visto. Conquense, La Roda y Coruxo son las tres próximas estaciones. Si no están atentos, pasa el tren y se quedan en el andén, como Penélope, sin que nadie les pueda garantizar el paso de otro convoy.
Esta semana, mejor este lunes, no nos podemos abstraer a un comentario sobre el enésimo partido del siglo. No ganó el mejor, aunque sobre esto se admiten discrepancias, ganó el más atento, el más aplicado. El Barça, su entrenador, se empeñó en la cuadratura del círculo y olvidó que a esto gana el que más goles mete, no el que más tiene el balón, aunque a menudo una cosa tiene mucho que ver con la otra. Juego de tronos, quítate tú que ahora me pongo yo. Alternancia en el Olimpo. Enhorabuena merengues.