El comentario de José Antonio F. Plaza

07 mayo 2012

Ea, esto del fútbol que es así de caprichoso. La victoria a domicilio más contundente del Alba en lo que llevamos de liga, que es casi todo, frente a La Roda C.F., en el Municipal. El triunfo más holgado y seguramente menos disputado, ayer en el Carlos Belmonte, también frente al conjunto rojillo. Vamos a ver, que nadie se vaya por donde no es porque, ni en un caso ni en el otro, cabe imputar desidia a los perdedores, ni sobreactuación de los que han resultado ganadores. Es, simplemente, que el fútbol, los futbolistas, con sus estados emocionales, se empeñan en despistarnos y nos ofrecen su mejor cara y lo contrario, sin solución de continuidad. Ayer, La Roda C.F. no se pareció en nada al equipo que encandiló en la primera vuelta, con muy poquito bagaje ofensivo y algún que otro despiste en el sistema defensivo que facilitó bastante la holgada victoria albacetense, impropia de un equipo, el de Gómez, que se las ve y se las desea para demostrar esa contundencia que se supone a un candidato a retornar a la categoría perdida hace un año. Decía yo que tiene narices que haya tenido que ser frente a La Roda…

Bueno, bien mirado a quien más falta le hacían los tres puntos era, precisamente, al propietario del campo de juego. Los otros resultados hubieran apeado al Alba del puesto de privilegio que permite opositar al ascenso y, sin embargo, la derrota del Marino fundamentalmente, permite a La Roda C.F. mantener intactas sus opciones de Copa del Rey que, eso sí, tendrá que certificar el próximo domingo frente al Celta B.

He de confesar que esperaba más afluencia rodense en una tarde con todas las condiciones para disputar un partido de fútbol. Hubiera sido muy bonito contemplar vestido de rojo el quesito del fondo norte y salpicado del mismo color el resto del graderío. Domingo de comuniones y televisión en directo impidieron el desplazamiento masivo que esperábamos. El comportamiento de las aficiones bueno, con matices. Siempre son los mismos los que sacan los pies del tiesto y confunden la velocidad con el tocino. Los gritos de los ultras locales, más empeñados en mirar a los aficionados rodenses que a lo que pasaba en el terreno de juego, no me gustaron en absoluto. El comportamiento de algunos futbolistas, tampoco.