- El peligro de Facebook no es la foto en la que apareces borracho: son las seis palabras, llenas de faltas, que escribiste para acompañar a la foto. Jajajá
Una palabra tuya bastará para sanarme, le dice el pecador a Jesús, mas yo os digo que media docena de palabras en Facebook o en Twitter bastarán para condenarte al fuego de los burros por los siglos de los siglos.
No es la foto del cubalibre chorreando barbilla abajo el mayor peligro de las redes sociales: es el pie de la foto, y no por lo que dice sino por cómo lo dice. Jajajás aparte, en las ocho, diez o doce palabritas que se estampan en el muro del Face o en un tuit se te caen el arquitecto que trabajó para aquel proyecto tan importante en Dubái, el músico virtuoso, el consultor que tiene a veinte personas a su cargo, el ingeniero que tu madre siempre te restregaba por la cara y el director del colegio, ese sitio donde llevas a los niños a que aprendan a leer y a escribir (bien). Ocho, diez, doce palabras, no más.
Menudos detectores de analfabetos Twitter y el Face. Gracias a Twitter nos enteramos de que el señor Francisco Marhuenda, director del diario La Razón, tiene serios problemas con las tildes, por ejemplo. Repito: director del diario La Razón. No sabe poner tildes. Las tildes y los signos de puntuación corren más peligro de desaparecer que los toros. A los taurinos les quitaron Cataluña; al adverbio ‘solo’ la tilde, para hacernos la vida más fácil.
No hablo de escribir florido como Rubén Darío, cuidado; hablo de escribir con corrección, solo (este llevaría tilde) con corrección, lo que se supone que uno tiene que saber hacer cuando termina el Bachillerato. Ahora sí es momento de poner jajajá.
Escribir con corrección no salva vidas ni manda a tres tíos a la Luna y los devuelve a la Tierra sanos y salvos, es verdad. Pero que la gente vaya peinada tampoco aporta mucho a nuestras necesidades básicas y sin embargo nos hace la vida infinitamente más agradable, aunque no nos demos cuenta. No nos damos cuenta porque a día de hoy (casi) nadie sale despeinado a la calle. Y hasta hace muy poco no nos leíamos, solo nos escuchábamos.
Imagen portada: nataliavivas