Opinión

Carnaval versus San Isidro

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09 octubre 2012

  • El Ayuntamiento ha aprobado declarar festivo en 2013 el 15 de mayo, en lugar del día del mercadillo de Carnaval

En estos días se ha creado una agria polémica en relación con la distribución de nuestras fiestas locales en el calendario laboral del año próximo. Los ayuntamientos tienen dos días para proclamarlos festivos a su libre albedrío, en nuestro caso uno es sagrado: El Salvador. En cuanto a la otra jornada disponible, hasta que el Carnaval resurgió en La Roda, era monopolizado por San Isidro; pero con el auge de la fiesta pagana en nuestro pueblo, durante los últimos años se han ido alternando el día del patrón de los agricultores con uno de los días propios del Carnaval. Parecía un arreglo bueno, interesante y pacífico. Pero ha estallado la disputa con motivo de la declaración del Carnaval como Fiesta de Interés Turístico Regional.

Yo propongo una solución: aquellos que prefieran como festivo el día de San Isidro, que se lo tomen como festivo; y aquellos que deseen que el Miércoles de Carnaval no sea laborable, que se lo cojan de asueto. Todos contentos.

Habría algún listo que, de repente, se convertiría en “carnavalero” y devoto de San Isidro, para poder así disfrutar de ambas festividades. No vale, habrá que elegir, tanto si es por fe verdadera como por interés sobrevenido.

Ni que decir tiene que se crearía un cierto desconcierto en el pueblo:

—¿Adónde vas?
—A la carnicería del Eustaquio.
—Está cerrada.
—¿Y eso?
—Le gusta el carnaval, y hoy es miércoles de mercadillo. Lo he visto por el Ramón y Cajal y dice que va disfrazado de doble personalidad.
—Pues yo pensaba que era más de San Isidro. Si levantara la cabeza su santo padre, toda la vida en el campo. ¿Y cómo es eso de doble personalidad?
—Si lo ves. Va vestido como la Cospedal, y gritando: “Ahora soy secretaria general del PP, ahora soy presidenta de la Comunidad».
—¡Cómo están las cabezas!
—No te puedes fiar de nadie, en la vida todo son sorpresas.

Y más aún, surgirían asociaciones que preferirían como festivo su santo patrono, o el día en que acudió Bono a la inauguración de la sede social, o en el que formalizaron sus estatutos.

Florecerían ciudadanos que exigirían de la autoridad que fuera fiesta local la fecha de su nacimiento o el día del aniversario de la boda con su santa esposa. Dentro de las familias surgirían rencillas, hermanos se pelearían con hermanos, padres con hijos, abuelos con nietos, reivindicando el hijo adolescente, por ejemplo, que fuera festivo el día en que besó por primera vez a la novia, y a ver quién le lleva la contraria a un adolescente.

La oposición se pelearía en los plenos municipales con el equipo de gobierno, incluso por asuntos que para nada interesan a la ciudadanía; bueno, eso ya ocurre. Llegaría el caos, el desconcierto, la anarquía. Exigiríamos la intervención de la policía, de la guardia civil, del ejército.

Alguien ha propuesto la celebración de un referéndum. Podría ser una buena idea, pero ampliémosla, votemos más cosas; por ejemplo: si los miguelitos de chocolate son realmente miguelitos; o como en la película “Amanece que no es poco” podríamos elegir a la que ejerciera de meretriz por un año.

Difícil papeleta tiene el ayuntamiento. Yo, por interés, me alío con los agricultores: el sector primario, los que nos llenan la panza. A mí lo de comer me gusta hacerlo todos los días y varias veces, a poder ser; y disfrazarme, una vez al año, y no todos.