- Nuestro consejero de Educación no conoce las leyes educativas. Sin comentarios
Marcial Marín Hellín nació en 1968 en Fuente Álamo (Albacete). Acredita un notable currículum para un hombre de empresa. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Técnico Superior en Riesgos Laborales, Máster en Gestión y Dirección de Empresas, además de una serie de cargos desempeñados en el ámbito de la empresa privada. Desde hace casi año y medio es miembro del gobierno regional de Castilla – La Mancha.
No voy a valorar si sus méritos académicos y profesionales le avalan para ser consejero. Poco importa, pues sabemos que Cospedal solamente confía en quienes van besando el suelo que pisa. Lo que ocurre el que el señor Marín no es consejero de Economía o de Empleo, no. Resulta que es nuestro consejero de Educación, Cultura y Deportes, y su trayectoria como tal parece constatar que no tiene mucha idea sobre esas áreas fundamentales de la vida pública de cuya administración es el máximo responsable en nuestra comunidad autónoma. ¿A que da miedito?
En este año y pico, nuestro consejero nos ha ido dejando una buena colección de sustanciosas perlas, como, por ejemplo, su afirmación, en septiembre de 2011, de que estábamos “ante el mejor inicio de curso escolar de Castilla – La Mancha”, cuando en realidad lo que había era un tremendo caos organizativo en los centros públicos de la región, con más de 800 profesores interinos menos y los equipos directivos de escuelas e institutos haciendo encaje de bolillos para reajustar grupos y horarios. Lo de este curso, con otros tres mil y pico interinos menos y los presupuestos de los centros educativos recortados al 50%, ya clama al cielo.
Otra perla, de esta misma semana: ante la convocatoria de tres jornadas de huelga por parte del Sindicato de Estudiantes, Marín se descuelga negando tal derecho, puesto que «hay que tener una vinculación laboral con una empresa o una Administración, y los alumnos no la tienen», demostrando así su alarmante ignorancia de la Ley Orgánica 8/1985, reguladora del Derecho a la Educación (LODE), que efectivamente reconoce el derecho de reunión de los estudiantes. A quien sí parece haberse empollado el consejero es a Mario Puzo (o a Francis Ford Coppola, tanto da), porque la carta enviada a los directores de los centros para que tomen “las medidas necesarias para el normal desarrollo de las actividades lectivas” raya en la coacción mafiosa.
Cruz Díez, profesora de secundaria en un instituto madrileño, escribía hace un par de días en Twitter: “Cada vez que me acuerdo de que Wert es mi jefe, lloro. Mucho.” A mí me ocurre algo semejante con Marcial Marín. Me pongo a temblar cada vez que pienso que es el responsable político de la Educación en nuestra región. Tiemblo de impotencia, de rabia, de miedo (y en los próximos meses, de frío, cuando no podamos encender la calefacción en las aulas por culpa de los brutales recortes presupuestarios). Y, créanme, pienso en ello muchas veces al día, demasiadas para el equilibrio de mi salud mental.
Libro – Manuel Rivas, Todo es silencio (2010). Me quedan unas pocas páginas para terminar esta novela del periodista, poeta y novelista gallego, pero ya estoy en condiciones de recomendar encarecidamente esta historia sobre el contrabando que todo lo controlaba (y puede que no haya dejado de hacerlo) en la vida de la costa atlántica de Galicia. También es una gran novela sobre la amistad. José Luis Cuerda la ha adaptado al cine, e inaugurará la SEMINCI de Valladolid este mismo sábado. Miguel Ángel Silvestre, Quim Gutiérrez, Celia Freijeiro y Juan Diego interpretan los papeles principales, y el trailer ya se puede ver en la web de RTVE.
Disco – Sex Pistols, Never Mind the Bollocks (1977). Aunque su etapa original no llegó a durar ni tres años, Sex Pistols son uno de los grupos más influyentes del rock de todos los tiempos, y su único álbum oficial representa un hito en la historia de la música popular. Treinta y cinco años después, esta colección de trallazos de punk rock sigue sonando fresca y contundente. Y, lo que son las cosas (y la flema británica): God Save the Queen, furibundo ataque contra la reina de Inglaterra (“Dios salve a la Reina y a su régimen fascista”, dice, entre otras lindezas, la letra), sonó en la ceremonia inaugural de los pasados Juegos Olímpicos de Londres. Creo recordar que Isabel II todavía no había llegado al estadio.
Película – Charles Chaplin, El gran dictador (1940) [En España, 1976]. Una de las muchas genialidades del cineasta británico, su primer largometraje hablado. Esta ácida sátira del fascismo, y especialmente de Adolf Hitler, contiene algunas escenas que formarán para siempre parte de la antología del cine, como la danza con el globo terráqueo de Hinkel, que así se llama el personaje principal, interpretado, claro, por el propio Chaplin; o el discurso final, uno de los más lúcidos alegatos antibelicistas jamás escritos. Al parecer, el propio Hitler tenía la película en su filmoteca privada y la vio varias veces. No consta lo que opinaba sobre ella.
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