Opinión

Cuanto peor, mejor

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08 noviembre 2012

  • Ya que Lo imposible me pareció una castaña, por lo menos lo aprovecho para escribir esto

Al tal Paco Sánchez no le quedó más remedio que meter con calzador la rumbita amable en el elepé para que diera el mínimo de duración para ser elepé, una rumbita improvisada con prisa y casi con vergüenza, por amable y ligerilla, y por aquella rumbita que se fue a titular Entre dos aguas sale hoy Paco Sánchez como Paco de Lucía en Wikipedia, que viene a ser lo mismo que si el enólogo que le canta nanas a sus cepas y le quita el polvo a las pámpanas se hace rico haciendo tintito fresquito de verano para Hacendado.

Juan Antonio Bayona, a sus treinta y cinco, edad para la poesía evidente, ya tiene su Entre dos aguas Hacendado, solo que se llama Lo imposible y se distribuye en cines. El estreno más pujante de nuestra historia, por delante de Piratas del Caribe 2 y Torrente 4.

Lo imposible va de una familia heterosexual que se va de vacaciones a Tailandia, y entonces llega el tsunami y lo arrasa todo, a la familia también, pero la familia sobrevive, aunque como el agua lo arrasa todo ellos no saben que todos están vivos, y entonces luego se encuentran y se llevan una alegría muy grande, fin. Entrando en profundas disquisiciones cinematográficas, me atrevería a decir que es como las películas de Antena 3 después del telediario de las tres de los fines de semana, solo que mejor hecha.

Ahora mismo me vienen a la cabeza, así a lo pavo, otros imposibles como Melendi, El Código Da Vinci, algún bar del pueblo, algún político del pueblo, los deportes de Cuatro, “Al rojo vivo”, no sé ahora mismo qué más, Estopa, por ejemplo, Santiago Calatrava, Paco Camps, la carpa de la gota de las fiestas, también conocida como carpa de día, qué más, qué más, Paulina Rubio, los carruseles deportivos de la Ser y de Cope, y ya en un ámbito mucho más modesto, de patio de vecinos, el Mundo Tóxico de «Noches sábado-martes«, improvisado a toda castaña como este, lanzado al ciberespacio de la Manchuela con un punto de vergüenza por lo malo de lo suyo pero también con su aquel porque como le dije a Charco, que es el que lanza las cosas al ciberespacio: “Tch, tranquilo, que cuanto peor, mejor”.

Coda. Que el final de Lo imposible está contado en el cartel.