Opinión

Besetes a los autónomos

03 enero 2013

  • Cada día que amaneció en 2011, y lo hizo 365 veces, a Cospedal le caían en la libreta de la caja de ahorros más de 400 euros netos

Ahora que sabemos que Cospedal se metió en su zurrón manchego 158.000 euros limpios de simiente y corteza en 2011, quizá hayamos encontrado el significado de aquellos besetes a los nuevos autónomos del pueblo en esas sentidas visitas de tres cuartos de hora a La Roda: besetes conmiserativos de hala, hijos míos, trabajad a destajo para poder comer, que son estos tiempos duros, besetes con el calor y el paternalismo del amo de la finca hacia las bestezuelas engendradas entre la mugre por el matrimonio interno, que culpa no tienen las bestezuelas de nacer donde nacieron.

Cada día que amaneció en 2011 a Cospedal le cayeron más de 400 euros limpicos en la libreta de la caja de ahorros, y no ha nacido todavía el que pueda discutírselo porque ni lo roba ni nadie le ha regalado nada: opositora brillante, político hábil, la madre de todos los castellanomanchegos es una mujer hecha a sí misma, ejemplo de esfuerzo y superación. Más aún: si sus 158.000 euros sin corteza hubieran sido sólo cien mil, u ochenta mil, la región y el país estaría exactamente igual que ahora, ni mejor ni peor, al igual que la región y el país, y la UE entera van a seguir igual con los diputados de Castilla-La Mancha con y sin sueldo.

Es cuestión de rostro, Presidenta, el suyo, tan bello y tan duro como el mármol, que nos alienta al frío y a la agonía mientras usted y su pobre marido viven en un cigarral de lujo donado por quién y por qué, y luego baja un ratico al barro a repartir dos besetes entre los pobres, como si fuera Teresa de Calcuta.

Nadie tiene que pedir perdón por ser rico, pero a lo mejor no deberían ser políticos ricos los que pidieran tantos esfuerzos; sólo por no irritar más al personal, que está a punto de caramelo ya. Que hasta los tontos de baba se extrañan de que Cospedal soltara su declaración de bienes un 31 de diciembre.