- Bello espectáculo retro en al auditorio municipal
El pasado jueves, 3 de enero, tuvimos ocasión de asistir, en el auditorio municipal, a un espectáculo insólito, por lo poco común en estos tiempos, pero que era lo habitual hace un siglo: la proyección de una película muda acompañada por música en directo. Hace cien años (o noventa, que son los que cumple la cinta que vimos, Why Worry?, de Harold Lloyd) uno entraba en un cinematógrafo, que así se llamaban originalmente, y se encontraba con eso: por un lado, la proyección de la película en una pantalla o una simple pared blanca; por otro, la música, que dependiendo de la categoría de la sala, podía estar interpretada por un modesto organillo de manivela o por toda una orquesta sinfónica.
Y la música no era un simple acompañamiento, o lo que ahora conocemos como música incidental. Era mucho más: describía, narraba, aportaba los efectos sonoros de las escenas, es decir, suplía perfectamente a las palabras y a cualquier otro sonido que no fuera el de los instrumentos musicales. Algo que consigue con solvencia el Ensemble Dider, seis jóvenes músicos albaceteños (requinto, tres clarinetes, clarinete bajo y percusión) que, en el caso de Why Worry?, han adaptado y arreglado conocidas piezas para construir un perfecto envoltorio sonoro para la hilarante comedia de Harold Lloyd, algo que ya hicieron antes con otras joyas del cine mudo, como El chico, de Charles Chaplin.
Hablaba yo hace un par de meses de la estulticia de algunos ciudadanos británicos que exigieron el reembolso de su entrada de cine porque nadie les había avisado que The Artist era muda y en blanco y negro. Supongo que en España podría ocurrir (o, de hecho, haber ocurrido ya) algo parecido con Blancanieves, de Pablo Berger, que, dicho sea de paso, acaba de obtener 18 candidaturas a los premios Goya, y que también es muda y en blanco y negro. Si es posible hacer una buena película sin hacer uso de la palabra hablada (y las dos que acabo de mencionar son obras maestras), pues sobran las palabras. Y, sobre todo, las de quienes dicen que jamás verían una película muda o en blanco y negro sin hacer siquiera el intento.
Libro – Paul Torday, La pesca de salmón en Yemen (2007) [Salmon Fishing in the Yemen, 2006]. Mis sugerencias de esta semana tienen la intención de que comencemos el año con unas risas, que ya se encargarán los de siempre de provocarnos el llanto según pasen los días de este 2013. Esta fue la novela de debut de Torday, muy bien recibida por la crítica y también por el público en general. El tema de fondo es el disparatado proyecto de un jeque yemení para introducir la pesca del salmón en su país, para lo que requiere la colaboración de un científico británico experto en el tema, quien desde un primer momento lo considerará absolutamente irrealizable. Alrededor de la trama principal aparecen los verdaderos atractivos de la historia: la crónica del derrumbe matrimonial del protagonista vía email, una nueva historia de amor o los tejemanejes políticos sobre el proyecto del jeque, proporcionando momentos verdaderamente descacharrantes. La película, estrenada en España el pasado abril, no es tan buena, a pesar de las notables interpretaciones de Ewan McGregor y Emily Blunt.
Disco – Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez, La Mandrágora (1981). Este disco se fraguó, y finalmente se grabó, en el sótano del bar homónimo, que se encontraba en el madrileño barrio de La Latina, y era uno de los puntos de referencia del Madrid canalla de finales de los 70 y principios de los 80, donde no todo era punk o proto-movida. El cantautor aragonés Joaquín Carbonell, amigo de Krahe, Sabina y Pérez, lo evocaba así: “A las 11.00 pm el bar de la planta de arriba ya está repleto. Acuden bigotudos con pipa, modernos con chica, solitarios con gripe. La Mandrágora se ha convertido en el sitio que hay que visitar, en el antro, en el garito de moda de Madrid. Tocan allí unos barbudos que presumen de desparpajo, que agreden al burgués y que se ríen del mundo civilizado … Joder, tío, son cojonudos”. Poco más que añadir: canciones como Marieta, Un burdo rumor o Adivina, adivinanza me han hecho reír a carcajadas muchísimas veces. Sigue ocurriendo de vez en cuando.
Película – Blake Edwards, El guateque (The Party, 1968). Pocos años después de su consagración como cómico cinematográfico interpretando al inspector Clouseau en las dos primeras películas de la saga de La Pantera Rosa, también dirigidas por Edwards, Peter Sellers firmó esta antológica actuación encarnando a un personaje del estilo del muy torpe Clouseau, pero con muchos más matices interesantes. La película fue concebida como un puro entretenimiento, y en realidad no es más que una sucesión de gags, pero habría que tener un sentido del humor del nivel de Rouco Varela para no rodar por el suelo de risa con escenas como la del rodaje, la del zapato, la del camarero borracho, la del baño, y un largo etcétera. Si necesitan recurrir a la risoterapia para relajarse durante la cuesta de enero, esta peli será una buena ayuda.
Libro
Disco
Película