Sabor agridulce

  • Se nos marchó por la chimenea la ilusión de la primera victoria rojilla. Al Alba le fue mejor
02 septiembre 2013

Otro lunes agridulce en lo futbolero. Empezamos mal el fin de semana, porque la visita a Málaga fue, como nos temíamos, en vano. Jugar en un campo impropio de esta categoría y de otras y hacerlo frente a un recién llegado, con lo que eso significa para la euforia de los que debutan, sobre el campo de juego y en las gradas, supone un añadido en las dificultades que presenta cualquier partido fuera de tu casa.

De nada sirvió golpear primero. El paso de los minutos, el empuje del rival, la presión de sus incondicionales, sus aciertos, nuestros fallos… la expulsión de uno de los nuestros –me da igual el que hubiera sido-, son demasiadas circunstancias adversas. Así que, zas y zas, en dos minutos voltearon el marcador y nos pusieron mirando a la torre. Cuentan los que estuvieron, sí hubo gente que se atrevió, que el colegiado canario también puso su granito de arena, pero esto, ya se sabe, es un hándicap que hay que descontar en la mayoría de los casos cuando juegas lejos de tu predio.

El caso es que se nos marchó por la chimenea la ilusión de la primera victoria y volvimos con mal regusto y, supongo, con la firme decisión de mejorar en la próxima ocasión. El lunes pasado apostamos por un equipo que nos dejó buenas sensaciones, y denunciamos la obviedad: con quince o dieciséis futbolistas no se puede afrontar una competición con mínimas garantías de éxito. Hasta esta noche, a las doce, tienen Directiva y cuerpo técnico la oportunidad de proveerse de futbolistas. Una cosa es la austeridad y otra el sentido común. Y no son incompatibles.

Se alzó el telón en el Carlos Belmonte con doble expectativa. Con las esperanzas puramente deportivas, competía la curiosidad, también la inquietud, de saber quién va a ser el encargado de regir los destinos inciertos de este club agobiado en el pozo de una categoría que no da lugar a la economía que necesitamos para pagar lo que se debe. No vimos a José Manuel Garrido, uno de los candidatos, que dijo que iba a venir al fútbol. A lo mejor prefirió pasar desapercibido y se mezcló con el populacho. Hoy esperamos al otro, a ese manchego charrúa o viceversa, que dice venir a ponerlos y que cuenta con el favor del máximo accionista.

Con la Asamblea de fondo empezó a rodar el balón, a ras de una hierba remozada por el partido de la Roja en el horizonte otoñal. El Granada B es un equipo de gente muy joven, como corresponde a cualquier filial que se precie, que mueve la pelota con sentido, que tiene velocidad…, pero como también corresponde a su condición, asoma las vergüenzas de la bisoñez y de la inconsistencia del ánimo. A la primera de ellas corresponde el penalti y la posterior tarjeta roja del tal Morante, que estuvo más morlaco que torero y empujó burdamente hasta derribar a Jorge Díaz, poniéndoselo muy fácil al colegiado de turno. Rubén Cruz ajustó el lanzamiento y a partir de ahí el duelo se tornó desigual a favor de los que vestían de blanco inmaculado –sin publicidad, todavía-.

Tras la vuelta de vestuarios, muy pronto, repitió suerte el goleador, aunque esta vez no fue a balón parado, sino culminando otra buena llegada de Carlos, que ayer se pegó una “jartá” de carreras por la banda, la mayoría con final adecuado. Y de ahí hasta el final, dominio local, detalles de calidad en algunos futbolistas, entrega e implicación de todos y buenas sensaciones de un respetable que acudió en número más que aceptable y que terminó por agasajar a los suyos con ovación cerrada tras el pitido final.

A ver qué depara la semana. Mañana sabremos si La Roda C.F. se decide a reforzarse, el miércoles por la noche nos vamos a enterar quien va a dirigir en los despachos al Albacete Balompié. Nos han dicho que la Asamblea puede ser movidita. Estaremos al tanto.