«Por hipocresía llaman al negro moreno; trato a la usura; a la putería, casa; al barbero, sastre de barbas, y al mozo de mulas, gentilhombre del camino». Así denunciaba Francisco de Quevedo la utilización del eufemismo, ya en el siglo de Oro, que se ha multiplicado en la actual crisis hasta llegar a lo cómico o alcanzar lo cínico. Si los recortes son ajustes; la amnistía fiscal, regularización; las bajadas de sueldo, devaluaciones competitivas o el rescate, apoyo financiero… desde ahora los parados en Castilla-La Mancha son emprendedores. Un nuevo ejemplo, que ya podemos ver en La Roda, de un uso torticero del lenguaje para intentar ocultar una realidad incómoda.
El Gobierno de Cospedal ha decidido llamar a las tradicionales oficinas del paro, nuevos centros «de empleo y emprendedores». «Es un nuevo modelo que incorpora más oportunidades, más información y más formación para crear sinergias con las que lograr que todas aquellas personas que quieran trabajar en Castilla-La Mancha puedan hacerlo», dice la consejera de Empleo Carmen Casero. Pero más allá de las declaraciones, más o menos rimbombantes, los datos son contundentes: la comunidad cuenta con una tasa de paro del 30%, casi 5 puntos por encima de la media nacional, y el número de personas que se apuntan a las listas del paro -no de emprendedores- ha seguido aumentando desde que Cospedal llegó al palacio de Fuensalida.
En La Roda, con las tasas de desempleo más altas de la historia, ha llamado la atención este cambio de denominación de las oficinas situadas en la Avenida Reina Sofía. «Me acabo de dar cuenta y creo que es otra de las sandeces de los políticos, que se piensan que somos tontos. ¿En eso se gastan el dinero?», asegura un vecino, que espera en la puerta su turno. «Yo, al margen del cartel, no he notado ningún cambio en lo que se oferta o propone a los parados», sentencia otro.
