Mismo marcador, distintas sensaciones

  • Reflexión sobre los empates a uno de La Roda en Lorca y el Alba en casa
16 septiembre 2013

Ea, pues hoy no estamos tan contentos. Podía haber sido peor, eso sí, pero lo que queremos, lo que deseamos cada fin de semana, es poder presumir el lunes. Sacar pecho.

El sábado, en ese partido de feria que nunca sabremos si es conveniente para los intereses económicos del club, porque unas veces creemos que por aquello de la feria, el personal está como más eufórico y más dispuesto al ánimo y otras nos da la impresión de que en estos días de jolgorio en lo que menos piensa la gente es si hay o no partido de fútbol. Además, casi tenemos que competir con los toros y eso en Albacete es salir perdiendo, sí o sí.

La cuestión es que en el sexto salimos apretando para el campo de fútbol, sin detenernos a saludar a nadie, con la bufanda en el bolsillo porque no la aguantábamos al cuello, tal era el orage y las prisas por llegar. A puntito de comenzar cuando nos sentamos donde siempre, con la ilusión de siempre, con el temor de siempre. Y empezó a rodar la pelota. Y se hizo con ella el Albacete Balompié y la movió con sentido, sin demasiada profundidad, sin prisas. Dominaba la situación el conjunto de Sampedro y el Efesé no pasaba de ser un invitado a la feria. Lástima que este equipo, como tantos otros, no tenga la calidad y la cantidad suficientes como para traducir la posesión, que es de lo que se trata, qué les vamos a contar.

Llegamos al descanso con buenas vibraciones. Habíamos sido mejores, era cuestión de esperar. No nos equivocamos, porque enseguida la cogió Jorge Díaz, el mejor de los nuestros y lanzó un balón envenenado que terminó por morder Antoñito, de manera que su cabezazo, imponente, pegó en el larguero y terminó dentro… de su propia portería. Podría haber sido más bonito, pero valía como premio a la acumulación de méritos. Hasta entonces, el Alba había sido superior y el Cartagena, como queda dicho, mero convidado de piedra.

Paradójicamente conseguir el gol y perder el mando llegaron cogidos de la mano. Tanto, que a los pocos minutos fue el propio Antoñito, buen futbolista, el que metió el centro desde la derecha y Fede, que había ganado la posición a su marcador, fusiló sin piedad a Dorronsoro. A partir de ahí, se cambiaron las tornas y el dominador pasó a dominado, evidenciando peor condición física que su rival. Tampoco ayudaron mucho los cambios ordenados desde el banquillo local. Sin Calle, el Alba perdió toda la referencia ofensiva, porque el otro Díaz, César, no aportó otra cosa que no fuera su habitual codicia y entró en contacto con el balón una vez o ninguna. Pasable la aportación de Samu y nada de nada en lo que a Sergio Molina se refiere. Es decir, que salimos perdiendo con las permutas; seguramente la intención de Luis César era otra.

Ayer, en Lorca, frente al Construcciones La Hoya –si yo mandara algo en la Federación, prohibiría los nombres comerciales en los equipos de fútbol- La Roda C.F. conseguía empatar por los pelos, a última hora, cuando nos temíamos lo peor, con un hombre menos y sin director en el estrado. Pero llegó Arturo y cogió su fusil, se lo echó a la cara y soltó un disparo certero entre los ojos de la portería rival y ante el asombro de los concurrentes, que ya se veían ganadores.

Nos cuentan que durante la primera mitad el equipo distó mucho del que vimos hace ocho días en el Municipal y que tras el descanso no supimos aprovechar la evidente mejoría; además, la expulsión de Jesús, como ocurriera con Del Moral en El Palo, vino a complicar la posibilidad de reacción. Sin embargo, la diferencia con aquel partido fue que, si entonces perdimos en el último minuto, ayer, en las postrimerías también, nos volvimos con un puntito que sabe muy bien, dadas las circunstancias. Además, la jornada sirvió para que nuestro delantero más en forma continúe su magnífica racha, que ya sabemos que esto del gol tiene mucho que ver con el estado de gracia del encargado de conseguirlos y Arturo comanda la clasificación de goleadores del grupo IV. Enhorabuena para el chaval y para quien tuvo el acierto de traerlo.

La próxima jornada nos va a poner otra vez en la tesitura de elegir entre papá y mamá. Derbi tempranero, cuando todavía no están a tiro los objetivos, cuando todavía es largo el camino que separa el triunfo del fracaso. Pensarán los unos y los otros que, por si acaso, lo mejor es ganar, no vaya a ser que luego nos acordemos de aquel partido que jugamos a no hacernos daño. Los dos tienen opciones. Querrán ganar los dos. Como no podría ser de otra manera.