Reconocimientos

  • Canonicen si hace falta a Juan Molina por sus seis años de labor pastoral, pero no se olviden del padre del baloncesto y de la natación en La Roda
26 septiembre 2013

Qué celeridad la del equipo de Gobierno para convertir en ilustre oficial de la Villa al párroco Juan Molina. Al que escribe le faltan elementos de juicio para exponer con un mínimo de peso si sí o si no, pues no frecuenta ambientes pastorales, pero lo cierto es que malo no tiene que ser Molina en lo suyo porque La Roda huele más a incienso que antes de su llegada (tremenda la burbuja de religiosidad de escaparate, de la de lucir en Teleroda, que hay de un tiempo a esta parte en el pueblo).

Si no tengo mal entendido, ahora una comisión creada ipso facto para la tarea tendrá que desglosar la obra y milagros del “curilla joven”, como le dice mi tía, para culminar su nombramiento como Hijo Adoptivo de La Roda.

Ya que estamos metidos en harina con los reconocimientos, a ver si puede ser que no se nos pase reconocer como se merece a una persona humildísima y discreta –tanto que no me atrevo a poner su nombre, aunque tampoco hace falta- que cuando todavía era pecado encender la tele en Viernes Santo trajo al pueblo una cosa exótica de tierras lejanas y extrañas llamada ‘deporte’.

Canonicen si hace falta a Juan Molina por sus seis años de labor pastoral, pero no se olviden del padre del baloncesto y de la natación en La Roda, y de tantas otras cosas que fomentó desde la sombra, siempre a una cuarta de distancia de los poderosos y de las cámaras, siempre discreto y a su aire, amigo de todos y pelota de nadie, un señor que será hasta el final de sus días y que, a pesar de las dificultades, todavía tiene tiempo de dictar su penúltima lección.

Sin este señor hoy no habría un David Castro en La Roda, seguro, ni hubiera habido un Carlos Romero subcampeón del mundo con las categorías inferiores de la selección española de baloncesto, ni Ricky Rubio hubiera hecho su debut como internacional en nuestro pueblo.

A este señor no es necesario nombrarlo Hijo Adoptivo porque es de nuestra sangre, pero sí es necesario reconocerle su labor como merece. La labor de toda una vida, y sin apenas salir en Teleroda.

Estad a la altura, por favor.