El 9 de junio de 2009 Vicente Aroca y Sonia de La Banda nos contaron que el antiguo colegio de La Báscula se iba a convertir en un vanguardista “hotel de asociaciones” de más de 3.600 metros cuadrados, distribuidos en cuatro plantas y un sótano. La nota de prensa evangélica que difundía la buena nueva hablaba de “dependencias para la Banda Municipal de Música, Universidad Popular (…) salón de actos, sala de conferencias, espacios multiusos (…)”.
El proyecto estaba hecho. Faltaba que la Junta de Comunidades, presidida entonces por José María Barreda, soltara la tela. El proyecto era tal que así:

Cuatro años después, María Dolores de Cospedal presidenta, aquel proyecto es esta realidad:

Este cabrón se alegra con toda su alma de que la asociación de Parkinson de La Roda cuente con 180 metros cuadrados más y desea con toda la fuerza del mundo que la nueva instalación sea práctica y dé servicio eficaz a la gente que lo necesita. Pero lo que va de aquel “hotel de asociaciones” proyectado a este tumor arquitectónico en medio del patio de un colegio es lo que va de cantar línea en el bingo a ganar el Euromillones. El patio de un colegio es el suelo que ha cedido el Ayuntamiento para la construcción de esta nave; no parece que sobre suelo en este Ayuntamiento.
Una vez más: ojalá, y seguro que así será, que la nueva instalación cumpla eficazmente con su cometido, que no es otro que dar servicio a los enfermos. Y bienvenido sea, bienvenidísimo. Pero una vez más también: un día nos vendieron un “hotel de asociaciones” y tenemos un tumor arquitectónico.
La Báscula es un Frankenstein de ladrillo y chapa, y el que quiera hacer más chistes que ponga en Google “centro Pompidou París”, aprovechando los conductos (¿de gas, o de qué son?) que cruzan por el aire de un contenedor (¿la caldera?) al edificio principal. El tejadillo de chapa, los cortinones de plástico para cerrar el pasillo que va de la parte vieja a la nueva… el Frankenstein de ladrillo y chapa. Parece que se van a hacer obras de adecuación del entorno, que va a desaparecer la valla de lo que fue el patio del colegio, pero eso que decían de la mona y la seda y tal.
Por si había alguna duda tras la fuente, el nuevo paseo de Ramón y Cajal, el nuevo parque y la Caja Blanca, entre otros, ahora con La Báscula ya sí que nadie nos quita el número de la mujer barbuda en el circo de los pueblos de España; o del hombre elefante, con tanto tumor arquitectónico.