El último que (a)pague la luz

  • Ojito si estáis pensando poner un  molinillo de viento en la terraza del piso o atornillar al tejado una placa solar con la que encender la cafetera porque el Gobierno está cambiando la ley para exprimir al máximo a aquellos que decidieron en su momento dar el paso hacia el autoconsumo eléctrico
Foto: Julio Jesús Tébar
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18 diciembre 2013

Ojito si estáis pensando poner un molinillo de viento en la terraza del piso o atornillar al tejado una placa solar con la que encender la cafetera, cargar el móvil o ver cada día lo que se cuenta en Crónica de La Roda; porque el Gobierno está cambiando la ley para exprimir al máximo a aquellos que decidieron en su momento dar el paso hacia el autoconsumo eléctrico. Así que, a partir de ahora, que sepáis que todo quisqui nos veremos obligados a pasar por caja sí o sí, de una forma o de otra. ¡Ea! A apoquinar toca, aunque alguno hayáis tenido la brillante idea de encender el horno con la dinamo de la bici y verter a la red la electricidad no consumida. Claro, que es mejor así, porque como nos de a todos por generar nuestra propia energía para hacerle frente al panorama que tenemos encima con la puñetera factura de la luz, no sé de qué van a comer los mandamases de las grandes compañías eléctricas. Pobrecicos míos. Lastimica me dan.

Os cuento. El Ministerio de Industria aprobó el pasado mes de julio un Real Decreto con el que pretende regular la producción de energía para el consumo propio en su nueva y discutida reforma eléctrica. Así que, tras obtener el visto bueno del Senado y su convalidación definitiva en el Congreso, se impondrá el cobro de un llamado “peaje de respaldo” penalizando salvajemente el incumplimiento de las normas establecidas en la ley. Hasta 60 millones de euros para quien no registre sus instalaciones o intente escaquearse en el pago de la correspondiente tasa. Sin duda, parece de chiste y muy difícil de asimilar por alguien que no viva aquí y desconozca que en el equipo de Rajoy, este tipo de cosas ya son lo más habitual del mundo.

Curiosamente, la multa máxima por infringir las normas sería infinitamente superior a la más alta impuesta nunca en España a una central nuclear por fuga de partículas radioactivas: Ascó I (Tarragona), gestionada por Endesa, sobre la que cayó una sanción de 15,4 millones por cometer cuatro infracciones graves en 2007. Lo dicho. De chiste. La instalación de unas simples placas solares en una vivienda privada -siempre que esté conectada o asistida por la red eléctrica, aunque no haga uso de ella- sin atenerse a las nuevas y polémicas normas sacadas ahora de la manga, estaría considerada como un asunto muchísimo más grave que una peligrosa fuga radioactiva. Sin ninguna duda, se trata de medidas disuasorias para fulminar de una vez por todas el autoconsumo y acabar definitivamente con el objetivo marcado por Europa a la hora de avanzar en materia de eficiencia energética.

Pero eso no es todo. Una enmienda del PP a la Ley Eléctrica permitirá a los inspectores de Industria acceder libremente a las viviendas que produzcan energía solar para revisar la legalidad de sus instalaciones en busca de posibles infracciones. Por eso, no estaría de más tener siempre a punto un café con tortitas a fin de hacerles mucho más agradable la inesperada visita de rigor. Eso sí, preparado al fuego con carboncillos en un rincón de la terraza para no gastar ni un solo vatio, por supuesto.

Los Gobiernos de Murcia, Extremadura y Navarra se han pronunciado sobre el tema tachando la ley de inconstitucional. También la Comisión Nacional de Energía ha pedido la supresión del absurdo peaje de respaldo y la Comisión Nacional de la Competencia ha denunciado las trabas innecesarias, discriminatorias y desproporcionadas al desarrollo del autoconsumo fotovoltaico. Pero, como viene siendo habitual en este nuestro Gobierno, las sugerencias no se tienen en cuenta y aquí se hace lo que ellos dicen; así que todos a callar, que para eso son los que mandan. Y mientras tanto, siempre al rebufo de las compañías eléctricas, se dedican a aplaudir las declaraciones del presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, criticando el alto coste e ineficiencia que, según él, supone para el sistema la generación de energía solar.

“Cuando alguien produce electricidad en su casa o empresa y vierte a la red para luego recuperarla, lógicamente está utilizando una parte de una infraestructura que tiene que financiarse y amortizarse”, dijo el ministro Soria al anunciar el proyecto de ley. Se trataría entonces de cobrar dos veces por lo mismo, puesto que el uso del contador y la red eléctrica ya son facturados a empresas y viviendas particulares. Sería algo parecido a sembrar lechugas en nuestro propio huerto y tener que pagar después un impuesto al frutero del barrio por cada una que añadamos a la ensalada. Y es que, como tan acertadamente tituló en su momento la revista Forbes: “Sin ideas y endeudada, España apunta a un impuesto al Sol”. Imposible definirlo mejor.

Aunque, eso sí, por lo menos me quedo más tranquilo al saber que mi calculadora sin pilas -esa tan moderna que funciona con la plaquita de energía solar- está exenta del pago de peaje. Menos mal, porque así podré seguir restando en ella lo que queda en la hucha tras pagar religiosamente el insoportable recibo de la luz. España es ya el tercer país con la electricidad más cara de toda Europa, únicamente superado por Chipre e Irlanda, y se prevé otro incremento a principios de año en su camino de alcanzar máximos históricos por el nuevo sistema de precios. Pero ese es otro tema que, desde luego, bien merece un artículo aparte.

En fin, lo que está claro es que con la nueva ley de autoconsumo, el Gobierno pone precio al sol y al viento; por lo que ya falta menos para que se cumpla aquello tan repetido de “sólo les queda cobrarnos por respirar”. Tiempo al tiempo. No les deis ideas porque no me queda ninguna duda de que llegará. Tarde o temprano, llegará.