Los gráficos están para facilitar en un golpe de vista interpretaciones de datos que, en crudo, con los números sin cocinar, se nos harían bola. Las curvas que suben y que bajan, las barras con sus distintas alturas y las ‘tartas’ cortadas en porciones convierten las secuencias de números en tendencias, perspectivas y fotografías de la realidad aptas para todos los públicos, porque todo el mundo sabe lo que significa que una curva suba o baje.
Cualquiera que vea el gráfico que encabeza este artículo, desde el catedrático de Economía hasta el que roza la paga, pensará que Castilla-La Mancha acaricia el pleno empleo, que de un año para otro el paro se ha desplomado hasta quedar en algo testimonial: eso es lo que representa el gráfico, emitido en los informativos de Castilla-La Mancha TV el pasado 2 de septiembre.
Sin embargo, los datos sobre los que se ha construido el gráfico, que están escondidos, son los siguientes: en septiembre de 2013 había en la región 250.630 parados registrados; en septiembre de 2014, 235.049, 15.581 personas menos, lo que deja a Castilla-La Mancha con una tasa de desempleo del 28,7%.
Conocidos los datos y visto el gráfico no hay que perder el tiempo en explicar lo obvio ni en volcar la ira sobre el sufrido redactor que ejecutó la estafa (cada vez que muerde el pan, el redactor piensa que mejor pan con vergüenza que dignidad con hambre).
Tras las risas, la incredulidad y la ira, no necesariamente por este orden, es inevitable preguntarse cómo la televisión de Castilla-La Mancha se atreve a manipular de forma tan increíblemente burda, tan sin disimulo. Uno se pregunta si los gerifaltes del ente regional no se habrán parado a pensar alguna vez que tanto descaro puede hacer que la manipulación pierda eficacia o incluso que la gente se cabree al descubrir que le están tomando el pelo y la cosa se les vuelva en contra como un bumerán. ¿De verdad son tan torpes como sus manipulaciones?
Sin descartar del todo esta hipótesis (Ana Botella ha sido alcaldesa de Madrid, todo es ya posible), esta propaganda pastosa que rebosa por el borde de los informativos parece más bien venir de un cierto sentimiento de superioridad del amo hacia la cuadrilla, y no de la torpeza. Este gráfico de ‘pleno empleo’, que hubiera provocado una cascada de dimisiones a los diez minutos de su emisión en cualquier país de Europa salvo en Italia, parece ser solo posible desde la lejanía y el desprecio con que nos miran María Dolores de Cospedal y Nacho Villa desde Madrid a los súbditos castellano-manchegos.
Porque no importa dónde vivan ahora o dónde hayan nacido, las miradas de Cospedal y de Nacho Villa son miradas desde Madrid hacia la periferia, con toda la carga peyorativa que están ustedes imaginando. Desde allí arriba ven a lo lejos una Castilla-La Mancha, enorme, despoblada y polvorienta que utilizan como su campo de maniobras de Chinchilla, donde miden los destrozos que provoca el desmantelamiento de lo público y del estado del bienestar, y desde allí lo ven y lo disfrutan, con sus prismáticos y desde la atalaya, Cospedal y Nacho Villa.
Los experimentos se hacen con conejillos de Indias, con monos, con ratas y con castellano-manchegos hijos todavía de los que firmaban con la huella del pulgar, pordioseros de aldea, palurdos a los que el entendimiento les da para utilizar las funciones básicas del móvil y para interpretar un gráfico de barras sin ir más allá: si hay una barra muy alta y al lado otra muy corta eso es que algo ha bajado mucho.
Tras un gráfico como este, a los cospedaleros solo les queda una bengala que tirar, la que nunca se gasta: “Pues anda que con Barreda”. Efectivamente, con Barreda la tele regional era otra vergüenza, pero a años luz de la vergüenza que produce esta.
Hagan así con la mano, que nos están mirando Cospedal y Nacho Villa con sus prismáticos desde ahí arriba, a lo lejos.