He estado unos años fuera de La Roda y desconectado de la actualidad local. La vida, después de muchas vueltas por el mundo, me ha devuelto a mi lugar de origen. Tengo ganas de empaparme de nuevo del pueblo, de participar en las actividades que se organicen, de saturarme de cultura y vida rodense.
¿Dónde puedo informarme de los próximos acontecimientos que tendrán lugar en mi amada tierra? La respuesta es sencilla: en la página web del ayuntamiento. Coloco el nombre de mi pueblo en google y como primera opción aparece «laroda.es». Un nombre corto y sencillo. El escudo que luce en la parte superior derecha me confirma que es la página oficial de mi recuperado pueblo. Pincho en el enlace. «Sin eventos en los próximos 5 días», me anuncia. Hoy es martes treinta de septiembre y no hay ningún acontecimiento en el pueblo. Algo normal en esta época del año.
Pero debe de ser un error, ya que a la izquierda de la página, en el apartado de «laroda.es INFORMA» viene la siguiente reseña: «Hoy se celebra la Gala Literaria de las Fiestas Patronales 2014». Pincho en el enlace y la noticia continúa: «El rodense Federico Martínez Jiménez será el mantenedor de la Gala Literaria de las Fiestas Patronales de La Roda en 2014 que tendrá lugar hoy martes a partir de las 22:30 horas en la Pista Municipal». Vaya suerte, aterrizo en mi pueblo el mismo día en que se celebra uno de los acontecimientos más importantes.
Tenía entendido que las fiestas transcurrían a primeros de agosto, no a finales de septiembre. Muchos años fuera del pueblo. Demasiados. Al llegar no me ha parecido que estuviéramos en fiestas. La austeridad está provocando que no haya diferencia alguna entre los días de jolgorio y los laborales. No importa. Miro mi reloj, queda algo más de media hora para que comience el evento. Raudo escojo mis mejores galas y me encamino hacia la Pista Municipal. Menos mal que no llueve y la temperatura es agradable, el otoño todavía no ha irrumpido de lleno. Una noche perfecta.
Me extraña no ver mucha gente por la calle. Ya es casi la hora. El Ramón y Cajal ha cambiado bastante. Compruebo que está en plena remodelación: la fuente parece a medio terminar y las disformes farolas tienen pinta de ser provisionales. Llego a la puerta del parque. Está irreconocible, no se diferencia mucho de las eras en donde jugaba al fútbol en mi lejana niñez. Está cerrado, qué extraño. No se vislumbra ningún movimiento en los alrededores. Después de unos minutos de espera pregunto a un distraído lugareño: «¿A qué hora empieza la Gala Literaria?»; a lo que me contesta: «¡Ay gorriate!, mira que tienes gana juerga. ¿Y tú de quién eres?». Desorientado y aturdido, y ante la evidencia de que nada va a ocurrir en aquel desierto lugar, regreso a casa cabizbajo.
Entro de nuevo en la web del ayuntamiento. No me he equivocado, ahí continúa la noticia, en el lado izquierdo de la página. Junto con otra docena más de novedades de hace dos meses. Al igual que en el apartado de «Actualidad», que de actual tiene lo mismo que el antiguo escaparate de La Rosa de Oro. O no ha habido más noticias en el pueblo desde primeros de agosto o no se ha puesto al día mucho la página desde entonces. Confío más en lo segundo. Me preocuparía que pudiera llevar dos meses el pueblo sin actos culturales. Imposible.
No pienso consultar jamás los acontecimientos de La Roda en esta página web. No me cabe en la cabeza que el ayuntamiento tenga tan obsoleta su web. En los tiempos en que vivimos es fundamental una herramienta como internet a la hora de tener un contacto directo con los ciudadanos. Imposible. Es evidente que la página es un «fake». Mañana mismo me acerco por el ayuntamiento para denunciar esta suplantación que pretende poner en ridículo al consistorio de mi amado pueblo. ¡Qué vergüenza!
Sigo navegando por la red en busca de información más actualizada. Doy con otra página web que lleva también el nombre de nuestra localidad: «Crónica de La Roda». Me detengo un rato en su lectura. Parece interesante. Parece actual. Parece incisiva. Parece que informa. Parece que no le tiene mucho afecto a nuestro alcalde. Sigo leyendo. Vamos, está claro, no hay amor.
Por cierto, me gusta mucho el muchacho ese que escribe las «Gaoneras«. Tiene que ser buen chaval. Y simpático.
