Yo dimito, tú dimites, ella dimite

  • Hace un par de semanas dimitió una concejala socialista, dos días después de que el secretario general de su partido declarara que, superados sus problemas personales, esta regresaría a los plenos municipales
28 octubre 2014

Dimitir es un verbo que se conjuga poco en la política española. Cuando un político dimite es porque está a punto de ser cesado. Hace un par de semanas conjugó este raro vocablo una concejala socialista, dos días después de que el secretario general de su partido declarara que, en cuanto terminaran los problemas personales de la ahora dimisionaria, esta regresaría triunfante a los entretenidos plenos municipales. Raro, raro, raro.

Hace unos meses estuve yo también a punto de dimitir, una dimisión si cabe mucho más dura. Mi renuncia iba a ser como padre, algo que suena muy feo, lo reconozco, pero mi razón tenía. Ya conté en otro artículo que mi pequeño, después de una breve incursión por el oscuro mundo merengue, había vuelto al redil valencianista. Pues este verano, con gran dolor paterno y sin previo aviso, de nuevo se enfundó la camiseta madridista, y para mayor escarnio se disfrazó de Cristiano con la infumable rosa fucsia. No me digan que no es motivo justificado de dimisión paterna. Algo debo estar haciendo mal, muy mal.

Pero por suerte la locura de mi hijo ha durado solo un infinito trimestre. La vuelta a la familia che la comunicó mi retoño no de la forma tradicional, que sería acercándose a mi persona, dándome un fuerte abrazo y musitándome: “Papá, soy de nuevo del Valencia”. No. Como si de un profesional del balompié se tratará remitió un comunicado oficial a toda la familia; vamos, que escribió lo siguiente en el grupo de wasap que tenemos los allegados: “Decidme lo q queráis pero he rectificado y soy del vcf”. Tal cual.

Emulando a los modernos políticos, la improvisada y escrita rueda de prensa fue sin posibles preguntas, pues si bien nos liamos a interrogarle sobre cuál había sido el motivo de tan feliz decisión, ni se inmutó. Apartó los imaginarios micrófonos con la mano y se negó a contestar a los espontáneos reporteros que nos habíamos agolpado en esos momentos en el grupo de wasap. Como se percaten los políticos de esta nueva forma de rueda de prensa que ha inaugurado mi hijo seguro que se la copian. Ríanse de la pantalla de plasma de Rajoy. Y de Rajoy.

El comunicado de la concejala socialista fue algo más aclarador. Queda poco tiempo para las municipales y el PSOE debe ponerse las pilas si no quiere suspender de nuevo, como lo viene haciendo los últimos veintisiete años. No quedaría muy hermoso que un profesor sacara de nuevo otro insuficiente.

Yo no llegué a presentar de manera formal mi dimisión como padre, he tenido claro desde el principio que mi hijo en el fondo de su alma siempre será valencianista. Pero cuando ya no tuve la menor duda fue al contemplarlo vestido de merengue con la equipación fucsia, valga la contradicción. Tendrían que haberlo visto, tan mono, tan de rosita. Solo le faltaban dos coletas para parecer una… Vale, me lo merezco, llamadme machista, pero contemplar a mi hijo de tal guisa me pareció raro, raro, raro. Como lo ocurrido con la dimisión de la concejala socialista.