Corruptos

  • Es tanta la cosa y tan descarada que hemos pasado de dudar si fulano o mengano será corrupto a simplemente vivir con la duda de si algún día lo terminarán trincando
Esperanza Aguirre entre dos detenidos por la Operación Púnica: Francisco Granados y Agustín Juárez | PP Madrid
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30 octubre 2014

A quién le ha extrañado la detención de Francisco Granados, por ir a lo más reciente. Que levante la mano el que no pensara el otro día mira, al final lo han trincado. Ese es el drama: es tanta la cosa y tan descarada que hemos pasado de dudar si fulano o mengano será corrupto a simplemente vivir con la duda de si algún día lo terminarán trincando. El matiz no es tal porque es una revolución: entre una y otra duda hay tanta diferencia como antes y después de El origen de las especies de Darwin.

No nos han dejado ni un así de candor que rebañar en el fondo del tarro y ahora estamos condenados a tener que fiarnos casi al cien por cien de nuestra intuición y pensar que sí, que es lo que parece, que tiene que ser lo que parece, que cómo no va a ser lo que parece.

Lo que un día deseamos secretamente que solo fueran prejuicios ahora se nos revelan como incontenibles juicios fundados, tengan fundamento o no, porque es humano carburar así con tanto cachondeo y tanta humillación a la espalda y delante de los ojos, y en esta red de arrastre ciega e indiscriminada terminamos juntando a Rato, Blesa y Granados con el concejal del PP en Mondragón o con Arantza Quiroga, por no hacer tan abrupta y ventajista la comparación.

Porque los corruptos no se llevan solo nuestros impuestos: se llevan también el crédito de los políticos vocacionales y honrados, sus compañeros, esos que ahora se deben sentir tontos útiles, cornudos, preferentistas. Y si después de cornudos y apaleados no arman la de San Quintín en sus partidos, y no dan puñetazos encima de la mesa, y no dimiten y no denuncian y no señalan y no repudian, obligados como estamos por las circunstancias al piensa mal y acertarás vamos a tener que pensar que quizá lo que estos políticos buenos están esperando es a que queden vacantes las plazas de políticos malos para cambiar de estatus.

Qué queréis: a estos niveles de corrupción, estos niveles de retorcimiento.