Cuando viene la Virgen lo celebramos a lo grande. Es una fecha marcada en el calendario de cualquier rodense, sea cual fuere su implicación teológica. Hasta los ateos vienen desde Fuensanta tras las andas de la Reme. Ayer, además de la fe, del almuerzo en el Término, de las madalenas y los botellines, había otro motivo para justificar la presencia en el camino de los romeros. Aunque no se crea, por si acaso, algunos rezaban, que es una manera de pedir sin rellenar ningún impreso. Pedían por su equipo de fútbol. Y por el de baloncesto.
Sí. Ayer resultó ser un día inolvidable para el deporte de La Roda. Cuando sacábamos la imagen del Santuario, todavía no sabíamos que, por la tarde, íbamos a estallar de júbilo, primero en Cartagena y luego en el Pabellón Juan José Lozano. Por eso rezábamos, porque no lo teníamos nada claro; allí menos que aquí. Por si acaso, virgencita, virgencita, échanos una mano.
Y llegó el minuto 72, en Cartagonova, íbamos perdiendo el partido delante de más de diez mil almas, seguramente creyentes, la mayoría de ellos, también. Y la puso en el suelo Espínola, aleteó su brazo derecho y la metió templada en el área; ahí remató para redimirse Garrido pero se encontró con un paradón de Limones, el rechace fue a la cabeza de Dani López que, un segundo antes, estuvo coqueteando con el fuera de juego, pisando la raya sin llegar a romperla. Gol legal del que ya no se repusieron los cartageneros, impotentes frente a un equipo, el nuestro, ordenado y rocoso, empeñado en poner fin a una temporada gris con el colofón de un logro que la salva con creces. Cinco años seguidos, como mínimo, va a estar La Roda C.F. en la categoría de bronce del fútbol patrio. Nada menos.
Enhorabuena, chavales. Enhorabuena afición. Felicidades Junta Directiva por culminar con éxito otra etapa llena de dificultades, estoy seguro que la próxima será más plácida. Felicidades a todos los que sienten el fútbol corriendo por sus venas. De todos es el mérito.
En la Cuesta de los Lagartos resonaban los ecos de otra gesta. El equipo de baloncesto, uno de ellos quiero decir, el más representativo seguramente, había culminado un fin de semana estilo Final Four, pero por lo pobre. Les advierto, no obstante, que la alegría de, digamos Manuel Aroca, o Juan Carlos Toboso, otro Toboso feliz, porque son de aquí fundamentalmente, no fue menor que la que experimentaron Felipe Reyes, Sergio Llull o Pablo Laso, minutos más tarde, cuando ganaron la Copa de Europa, ayer en Madrid.
El baloncesto rodense ha vuelto a escribir una página dorada, otra vez. Pero que a nadie se le olvide que para llegar aquí, han pasado muchos días de trabajo altruista, abnegado, con un montón de chavales a los que se les ha inoculado el virus amable del baloncesto, a la par que una serie de valores que los hace buenos dentro y fuera de las canchas.
Como esto va de felicitaciones, vaya la mía para los chavales, para la afición y, por supuesto, para los dirigentes y entrenadores de la Sección del Club Polideportivo La Roda. Como en el fútbol, hoy nos toca ser felices. Creo que lo merecemos. Ya habrá tiempo para sufrir. Es lo que tiene ser pobres.
Habrán observado que no hemos dicho nada todavía del Albacete Balompié. Hemos meditado la decisión. No queremos empañar con nuestro canguelo y nuestras cábalas una jornada plena de felicidad, pero prometemos volver igualmente dichosos con los éxitos de nuestro Alba. También se lo merecen.
