Consejos vendo y para mí no tengo

  • Para finiquitar la crisis, aquí está la fórmula magistral nos la ha espetado el Fondo Monetario Internacional y la ha repetido cual perrito faldero el Banco de España: bajar salarios y subir el IVA
Christine Lagarde, directora del FMI | Foto: FMI
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16 junio 2015

Qué haríamos nosotros sin toda esta gente tan campechana que maneja los organismos internacionales, grandes mentes lúcidas y preclaras que velan por el bienestar de los más débiles, que nunca tienen en cuenta a las grandes corporaciones, que ningunean a los que manejan el parné en favor del pueblo, de su pueblo. Si no fuera por estos individuos, por estos ángeles de la guarda, nuestra sociedad se habría ido ya al carajo, sometida por el silencioso poder de los grupos de presión. Me refiero a instituciones como el Fondo Monetario Internacional o, uno más cercano, el Banco de España. Benditos sean.

Una de sus últimas reflexiones en busca de un mundo más justo ha sido la receta milagrosa para finiquitar de una vez por todas con la jodida crisis que nos azota. Santos varones. La fórmula magistral nos la ha espetado el Fondo Monetario Internacional y la ha repetido cual perrito faldero el Banco de España: bajar salarios y subir el IVA. Sí, estos dos organismos con tan buena reputación, de los que fueron mandamases del primero Rodrigo Rato y Dominique Strauss-Kahn, y del segundo Mariano Rubio, han encontrado la piedra filosofal que va a transformar a los pobres en paupérrimos: esto sí que es magia y no la de Juan Tamariz o el más local Juanma García. Y lo suelta sin sonrojarse el actual gobernador del Banco de España; sí, ese que recientemente se subió el sueldo casi un seis por ciento, vamos, unos 10.000 euros, mucho más que el salario mínimo anual: consejos vendo y para mí no tengo.

No es difícil pronosticar que con estas dos recetas la crisis se acaba, que sea matando de inanición a la mitad de la población es un método válido como otro cualquiera: muerto el perro, se acabó la rabia, han debido pensar estos hacedores del bien. Y no nos hablan de subir el IVA a los productos de lujo, no, sino a aquellos de primera necesidad. Menos sueldos y más impuestos: es lo que se llama repartir la miseria. Pero lo hacen por nuestro bien, no pensemos mal, quieren acabar con el paro, que es lo importante, cómo lo hagan no tiene por qué ser relevante.

Y no seamos tiquismiquis y pongamos pegas a todo; nadie puede negar a estas alturas que el paro baja, que sea con salarios raquíticos, empleos precarios, medias jornadas que se alargan y derechos desaparecidos son solo daños colaterales de un bien superior. No debemos pretender tener un trabajo y encima derechos, es que lo queremos todo. Es de bien nacidos ser agradecidos.

Pero no somos nada agradecidos, no, precisamente este sábado muchos ayuntamientos han cambiado de color político, la mayoría han dado un giro de ciento ochenta grados. Después de todo el bien que nuestro gobierno nos está procurando, aplicando sin dudar las recetas del FMI, se lo pagamos votando a peligrosos bolivarianos y oscuros comunistas que vienen a destruir todo aquello que ellos han erigido con el sudor de nuestra frente. Somos demasiado ingratos y enseguida olvidamos lo que han hecho por nosotros.

Noviembre y las elecciones generales están a la vuelta de la esquina. Nos quedan cinco meses para ver cómo se las gobiernan estos advenedizos de la política, cinco meses para comprobar el desastre total al que nos conducen y que predicen nuestros actuales benefactores. Estoy expectante.

Alguno, en noviembre, dirá que más vale malo conocido que bueno por conocer, que puede resultar peor el remedio que la enfermedad; pero seguro que no es tan fiero el león como lo pintan, pues el hambre agudiza el ingenio y que a grandes males, grandes remedios.

Yo apunto que al revés te lo digo para que me entiendas, que a buen entendedor, pocas palabras bastan. Y me callo, que ya llevo muchas.