Dar en el blanco o dispararse en el pie

  • Reflexión sobre la victoria de La Roda CF ante el Getafe B y la derrota del Alba ante el Zaragoza
13 octubre 2015

Con la perspectiva que dan las horas transcurridas, largo puente de por medio, en este lunes bastardo sin resaca futbolera, queremos echar un vistazo atrás y reflexionar sobre nuestras penas y nuestras alegrías.

La Roda C.F. hizo lo que debía. Poner inmediatamente el torniquete que evite una hemorragia de fatales consecuencias. A partir de aquí, habrá que prescribir el tratamiento adecuado para que mejore el enfermo y se cure definitivamente. Pero la terapia de choque ha sido la correcta, una victoria contundente, frente a un enemigo directo. Del partido hay que extraer varias conclusiones, todas sospechadas. La primera es que, efectivamente, Oscar Martín es nuestro jugador más determinante; la segunda, es que cuando tienes centrocampistas que saben cómo se juega a esto, los tienes que poner y no sacrificar el fútbol en beneficio del equilibrio, vocablo este tan manido por el colectivo de los que se dedican a entrenar y que tanto daño hace a veces. Es como el austericidio económico, que justifica todo en aras del puñetero defícit. Bueno, más o menos.

Dura derrota del Alba

Lo del Albacete fue otra cosa. Un despropósito que debió comenzar durante la semana previa, cuando a Luis César le sobrevino el ataque de entrenador genial que intentó plasmar, primero descolocando a nuestro mejor futbolista, Portu, en una posición de la que ya ni se acuerda; luego, con el retorcimiento de la lógica más elemental, metiendo a Samu en el doble pivote, como si le tuviera manía. Antes había decidido el entrenador que era buen día para introducir, de golpe y sin anestesia, a dos futbolistas que apenas si han jugado un puñado de minutos desde que empezó, anteayer, la temporada. Todo esto a costa de sentar de nuevo en el banquillo a César Díaz, cuyos deméritos más importantes en los últimos minutos disputados, han sido meterle un gol al Almería y provocar un penalti en Leganés…

En fin, que ni el Alba ni su entrenador tuvieron su día, cuestión esta que se podría soslayar en función de la excepcionalidad de una mala jornada. Lo que ocurre es que llueve sobre mojado y no es la primera vez que salimos al campo con legañas y nos despiertan a mamporros, sin posibilidad de reacción. Y urgen medidas. Sí, hombre, que no pasa nada por decirlo…