Empezamos emulando a Perogrullo. Para ganar primero hay que aprender a no perder; para no perder hay que mantener la portería a cero. Impepinable. A partir de ahí ya vienen todas las combinaciones que ustedes quieran.
La cuestión es que para mantener la portería a cero, hay que defender con orden y, sobre todo, con intensidad, sin un segundo de relajación. Luego, después, viene lo del acierto, cuando se defiende y cuando se ataca. Como diría Luis César, hay que ser bueno en las dos áreas. Lo que le pasó al Alba, el sábado por la tarde, es que anduvo bien por el medio y bastante torpe en las zonas calientes, sobre todo en la que defendía Osasuna con aglomeración y denuedo a partes iguales.
La vuelta de Juan Carlos y la determinación de Núñez y Edu Ramos a la hora de tapar las embestidas rojillas, aliviando de sufrimiento a los que estaban detrás, fueron detalles importantes que propiciaron una mejoría evidente en el aspecto defensivo y mucho más orden a la hora de organizar el ataque. Lástima que no diera para resolver aquella incursión de uno de los hermanos Flaño, que terminó en los piés de uno de los más espabilados a la hora de enchufar la pelotita, que tiene más años que la puerta de la calle y que sigue pareciendo un chaval: Nino la pilló en el punto de penalti y la mandó a donde duermen las telarañas, sin que nuestro portero pudiera hacer más que seguir la trayectoria con la mirada.
De nada sirvió después que les ganáramos en el panel de las estadísticas, llegamos más veces, rematamos más, sin presumir, la tuvimos más tiempo que ellos, terminamos el partido arrinconando al líder contra su portería, fallamos un penalti… Perdimos el partido, que es lo que suele ocurrir cuando el equipo contrario mete un gol y tú no. Es verdad que ha mejorado el enfermo, circunstancia esta de muy fácil pronóstico después de lo que vimos contra Leganés y Zaragoza.
Si somos capaces de mantener la intensidad y mejorar el acierto, este equipo tiene argumentario suficiente para convencer a los más recalcitrantes y, sobre todo, para poner pies en polvorosa, porque, aunque esto esté recién empezado, conviene no descuidarse mucho. Que ya tuvimos bastante el año pasado.
La Roda pierde en Fuenlabrada
Tres cuartos de lo mismo le ocurrió a La Roda C.F. en su visita a Fuenlabrada. Poco acierto en el área de enfrente y muchas dudas en la propia. El equipo de Morientes hizo lo justo o menos, el de Mario Simón puso el fútbol y las ocasiones, tantas como para haber volteado el marcador. Al final, cuenta lo que cuenta, no le demos más vueltas; la metes o no la metes. Cierto es también que determinados detalles no ayudaron en absoluto. Queda explicado en la crónica del partido cómo al señor colegiado le tembló el pito a la hora de castigar el exceso y la brusquedad de uno de ellos. Le debió ocurrir que se deslumbró con tanto oropel; al estadio le llaman Fernando Torres y el entrenador es otro Fernando muy conocido, Morientes. Debió ser eso. O que es muy malo, más bien.
