Sin ánimos de presumir, pero me lo imaginaba. En los días previos me atreví a augurar sobre los partidos del domingo, me dejé llevar por las sensaciones. Teníamos, tenemos, a un equipo que se ha reinventado milagrosamente y que estaba, está, en una dinámica de resultados, y de juego, no lo olviden, de juego, que lo han dispuesto en una plataforma de lanzamiento hacia el espacio sideral del fútbol. Sí, claro, La Roda C.F. hizo de la necesidad virtud y se rearmó alrededor de su técnico cuando las cañas se tornaron lanzas y corrían vientos de zozobra. Consiguieron los chavales virar a tiempo un rumbo hacia aguas muy procelosas y cogieron el balón y lo jugaron, de rojo a rojo y tiro porque me toca.
Conseguir cuatro victorias seguidas no es fácil en ninguna categoría; hacerlo reconciliándose con el fútbol, mucho menos. Y los de Mario Simón lo han conseguido y están en el camino de hacer bueno el dicho de que no hay quinto malo. El domingo, otra vez en el Municipal, vamos a salir de dudas.
Derrota del Alba
Me temía y acerté, maldita sea, que lo que le vengo viendo al Albacete Balompié en las últimas semanas, no iba a dar para romper la racha negativa fuera del Carlos Belmonte: tres puntos en ocho partidos y, lo que es peor, unas sensaciones que distan mucho de sosegarnos, de despejar nuestras dudas.
Lleva razón Luis César, ayer jugaron muy mal y él es el principal culpable porque no supo elegir primero, ni rectificar después. Es cierto. Pero no lo es menos que algunos, muchos, de sus futbolistas se deberían parar a pensar hasta donde les va a llevar su falta de intensidad, salvo que quieran que pensemos que no hay más tela que la que arde. El penalti de Paredes es impropio de un futbolista curtido en mil batallas porque su acción defensiva, sacando, o mejor dicho metiendo, la patita por detrás no resiste explicación ninguna en un partido que no sea el del patio de un colegio. Y Agus tampoco debe estar muy satisfecho de su capacidad de concentración en el segundo gol del Mallorca, dormido en el costado izquierdo, rompiendo la línea del fuera de juego y propiciando –a Juan Carlos le tocaba salir y no lo hizo- uno de los goles más plácidos que va a meter el tal Brandon, al que por cierto hicimos internacional. Otro más.
Así que vamos a ver si somos capaces de taponar la vía y evitar la inundación. Después, inexorablemente, suele llegar el hundimiento.
