Yo siempre he estado a favor del derecho a decidir, ya lo expliqué en mi anterior artículo La Goleta is not La Roda donde demostraba con argumentos incontestables la necesidad de este derecho, pero llevado hasta las últimas consecuencias. Si un catalán puede elegir escindirse de España, yo puedo acordar mi separación de La Roda y declarar mi casa una población independiente de la tierra de la mielga. Podéis pensar que es una barbaridad, que somos cuatro gatos, pero algunos días de estas pasadas fiestas navideñas en mi hogar había más población que en Montalvos durante las fiestas patronales.
Dos fuerzas independentistas catalanas quieren hacer valer este derecho, frente al resto de partidos catalanes y sin tener el apoyo mayoritario de su pueblo. Han comenzado la desconexión del estado español, que como es bien sabido por todos les oprime y no les deja respirar, impidiendo que hablen su lengua, que sigan sus tradiciones, que coman pan amb tomaca o que bailen esa danza tan vistosa y espectacular llamada sardana. Yo me considero igual de agraviado, me siento maltratado por el pueblo rodense. Cuando llegué a La Roda che, nano y de categoría eran palabras y frases mías del día a día, pero la inmersión lingüística a la que me ha sometido este vil pueblo ha hecho que sean sustituidas por odo, guacho y buenismo. Una vez que inicie la desconexión retomaré mis raíces.
Esgrimen los esclavizados, subyugados y sometidos catalanes independentistas que aunque no hayan alcanzado mayoría de votos sí que la han obtenido en escaños, por lo que el mandato del pueblo no ha sido otro que el de continuar caminito hacia la independencia, lo que no deja de ser una perversión democrática que provoca nuestro sistema electoral, pues favorece siempre a las mayorías aunque no sean realmente mayorías. De hecho, en mi casa han sido tres los votos en contra de la independencia de La Roda, siendo solo el mío a favor, pero gracias a mi personal interpretación de la ley electoral, este único voto me otorga mayoría absoluta en mi particular parlamento. Mi madre se ha abstenido, pues tenía puesto en la tele el Sálvame y con los gritos de sus comedidos tertulianos no se ha enterado de mi convincente discurso.
Los independentistas catalanes se arrogan de lo catalán. Dicen ser los genuinos catalanes, despreciando a todo aquel que no comulga con su ideario de buen patriota, tanto es así que cuando son atacados presto se defienden con el falaz argumento de que es Cataluña la que está siendo ultrajada. Un buen catalán solo puede ser independentista. En mi dulce hogar tres cuartos de lo mismo, todo aquel que pretenda seguir en el opresor pueblo de La Roda voy a empezar a no considerarlo de mi familia. Ha sido exponer mis argumentos en casa y empezar los primeros conflictos. Mis hijos han solicitado la secesión de parte de la casa, concretamente de su habitación, un lavabo y la sala de juegos donde tenemos la PlayStation; y mi mujer me ha sugerido que como siga con la tontería se autodetermina y me coloca las maletas en la calle. Mi madre me ha dicho que me callara, que me dejara de tontás, que estaba viendo el Pasapalabra y que estaban a punto de llevarse el rosco. Con tan contundentes argumentos no me ha quedado más remedio que claudicar y olvidar mis pretensiones secesionistas.
Pero llevemos el derecho a decidir hasta sus últimas consecuencias, como decía al principio. Si alguna vez Cataluña se marcha de España, ¿les concederá el nuevo país que surja ese derecho a aquellas poblaciones que no estén conformes con la independencia? En Barcelona, Badalona, Hospitalet, Mataró y otras grandes localidades los secesionistas han sido minoritarios, por la misma regla de tres, podrían exigir ejercer su derecho a decidir y escindirse del nuevo país. Un sindiós.
Desde que Aznar dijera que hablaba catalán en la intimidad hasta nuestros días muchas cosas hemos hecho mal con respecto a Cataluña, y lo que se avecina no es fácil. Cataluña pretende ser una, grande y libre, pero se equivoca pues sola será más pequeña y menos libre, ya que su voz no sonará tan fuerte. Al final regresarán al redil con más privilegios, pues tontos no son.
Hablando de voces fuertes, mi madre tiene ahora puesto Mujeres, hombres y viceversa. A esos sí que los independizaba yo, pero cagando leches.
