Una última visita al mítico café madrileño, antes de que empiecen a montar las freidoras para las chips y los nuggets

Los contenedores de la plaza Mayor se quedan donde están

Veintipico años después sigo sin adivinar para qué servía eso, cómo había que hacer uso oficial de ello. ¿Colgarse de los pies, boca abajo, como un murciélago? ¿Escalarlo y bajarlo de cabeza? ¿Balancearse, simplemente? ¿Hacer bíceps?

Las mentiras salen gratis demasiadas veces. Todos deberíamos tener una diputación de la que echar mano para preparar un desfile de amigos en los tribunales a coste cero para el bolsillo del ultrajado

Les hacen respirar y bombear por su sistema circulatorio granos de sal: qué más les tiene que pasar a las doradas para despertar conciencias

Es tanta la cosa y tan descarada que hemos pasado de dudar si fulano o mengano será corrupto a simplemente vivir con la duda de si algún día lo terminarán trincando

El derribo de la fuente de la plaza Mayor es la visita del pobre chas al dentista: no hay para implantes ni fundas, sólo para la extracción y ahí quede el hueco negro

El PSOE local va a terminar la legislatura con dos concejales y toda una ejecutiva dimitidos, y rellenando el hueco de Marta Martínez en los plenos con el número 11 de la lista de las últimas elecciones municipales, como si lo que en teoría es la alternativa de gobierno fuera un partido marginal y pintoresco

Excálibur no ha tenido ni mérito ni culpa en todo esto, ni merecía la atención ni la compasión que se le ha dedicado

Entre Pepas Pigs y Caillous hay, en alguna conocidísima cadena de librerías en Barcelona, historias de Cataluña proindependentistas para que los niños interioricen con la naturalidad con la que aprendieron a hablar que Cataluña no es (no debe ser) España